Los Pelicans ganan casi un mes después con un enorme Ingram
Después de trece derrotas seguidas, los de Gentry ganan a unos Wolves que suman ahora ocho consecutivas y que están sin Towns, con problemas de rodilla.
Y los Pelicans, ganaron, por fin. Casi un mes (22 de noviembre) y trece derrotas seguidas después, ganaron. Con su proyecto de reconstrucción en barrena, Alvin Gentry con un pie fuera y Lonzo Ball ya desdibujado (todo lo contrario que Brandon Ingram) en un gran plan de futuro que sigue esperando a Zion Williamson, sobre el que la franquicia de Luisiana envía mensajes de optimismo pero que sigue sin estar cerca de hacer su debur oficial en una NBA que le esperaba con los brazos abiertos. Ganaron: 99-107 en Minnesota, ante unos Timberwolves horrendos que heredan de su visita la peor racha abierta de la liga, que es ahora para sus ya ocho derrotas seguidas. De posible aspirante a playoffs a, otra vez, equipo que sufre para encontrar una personalidad definida y que jugó, para colmo, sin Karl-Anthony Towns, que fue baja por molestias de rodilla. Tampoco estuvo el rookie Jarrett Culver y los Wolves perdieron, están 3-10 en casa y 10-16 en total, en un ritmo que está a años luz de acercar a las a las eliminatorias a una franquicia a la que los ataques de optimismo siempre le duran muy poco.
Los Pelicans (7-22 ahora) parecían haberse olvidado de ganar mientras enlazaban derrotas de todo tipo, la última una noche antes, en la prórroga y con polémica ante los Nets. Después de ese partido, en su pista, viajaron a Minnesota, donde esperaban unos Wolves que llevaban sin partido desde el viernes y que habían podido entrenar tres días completas, un lujo en plena Regular Season. No importó: la baja de Towns tiró por la borda cualquier buena intención de un equipo que se quedó con un 38% en tiros, falló 29 triples (10/39) y 10 tiros libres (17/27). Y que estuvo liderado por Andrew Wiggins, que en realidad apenas lidera: 27 puntos con 23 tiros, sin ninguna asistencia y con 4 pérdidas.
Los Pelicans han perdido jugando mejor, pero aprovecharon esta vez lo que les puso en bandeja su rival. Gracias, eso sí, a otro partidazo de Ingram, una isla entre la mediocridad de su equipo durante casi toda la temporada: 34 puntos, 6 rebotes y 5 asistencias para el alero, que ronda el nivel all star y que sacará en verano un contrato máximo... o algo muy parecido. Jrue Holiday, ya con la etiqueta de transferible a cuestas, terminó con 18 puntos y echó un cable para que los Pelicans, al menos, ganaran. Que tal y como ha ido una temporada que fue del hype a las cloacas a toda velocidad, no es ni mucho menos poco.