El Zaragoza está intratable: +18 ante un Estudiantes hundido

Al Casademont Zaragoza no hay quien le tosa. Pasó 30 minutos de apuro en el WiZink Center contra el Movistar Estudiantes, colista de la Liga Endesa, antes de sacar el hacha en el último cuarto y educar a su rival: parcial 12-24 para enlazar su tercera victoria consecutiva, la novena de la temporada después de 12 partidos. Fue un triunfo de mérito, por casi 20 puntos (67-85) de un grupo rocoso que sabe extraordinariamente bien cómo exprimir todas sus cualidades y los momentos de inspiración de sus integrantes, sea el que sea y en el momento que sea. Y, claro está, cómo explotar las debilidades de su rival hasta dejarlo seco.

Para el primer caso, dos nombres: DJ Seeley y Nemanja Radovic. Hoy les tocó a ellos. Qué jugadorazos. Qué nivel dejaron en el Palacio. El escolta paró los golpes colegiales del tercer cuarto con 11 de sus 20 puntos en los tres últimos minutos del periodo. Si los locales empataban a 50 con un triple de Scrubb, él respondía con otro; si era Arteaga quien ponía las tablas, el californiano daba replica desde el perímetro (55-58). Dejaba sin argumentos a su rival, que perdía por cinco faltas al pívot conquense antes del tramo final del encuentro: cuatro más una técnica por aplaudir a los colegiados.

Una pérdida escolar que lastró al Estu. Y mucho. Sobre todo con Radovic desatado y el Casademont fino de dos (56%). A diferencia de Seeley, el ala-pívot estuvo presente siempre. Fue uno de los colosos defensivos (fueron muy cabroncetes, como les pidió Fisac) y reboteadores del Zaragoza, que reventó la gran debilidad del Estudiantes, la que tanto le quita el sueño a Dzikic: entre Justiz, Seeley y él atraparon 18 de los 45 de su equipo, 11 de 19 ofensivos. Los madrileños se quedaron en 33 y 12, respectivamente. Además, sumó 22 puntos, 10 en un lapso de 3 minutos sin respuesta y que sirvió en bandeja el despegue definitivo a los suyos: del 63-73 (4:11) al 63-83 (1:54) todos los puntos tuvieron su rúbrica. La única mala noticia para el Zaragoza fue la lesión de Carlos Alocén. El base se tuvo que retirar del partido a 4:50 del final por un problema en la pie izquierdo.

Fue un triunfo apabullante ante el Estudiantes, que navega en un mar demasiado agitado desde hace un mes. El anuncio a los cuatro vientos de su delicada situación económica fue el pistoletazo de salida a esta racha negativa, que se extiende jornada tras jornada, sin parada en el horizonte y que se vio magnificada por la marcha de Darío Brizuela esta semana al Unicaja. Aunque el Estudiantes plantó cara. La que pudo. La que sus recursos le permiten. Aguantó la rueda del Casamont todo lo que sus piernas le dieron: 30-37 al descanso y 63-66 a principios del último periodo. Con ataques demasiado espesos e individuales en varios tramos del duelo estuvieron ahí… y es algo bastante meritorio tras la maleta que se trajo de Sevilla. También la diferencia en el lanzamiento desde la personal fue relevante: los aragoneses tiraron 10 más (9 a 19). Douglas se mostró algo más rodado (8 puntos) pero a kilómetros aún de lo esperado (3 de 10 en tiros de campo) y Kadji mostró su mejor cara. Cuando no se obceca puede. Scrubb y Pressey dan cierta esperanza al igual que Palacios (15), pero las victorias no llegan y eso pone nervioso a cualquiera.