Resumen y resultado del Zaragoza-Real Madrid: ACB (84-67): correctivo Real del matagigantes
Tras más de ocho años y 21 derrotas seguidas, el Zaragoza consigue imponerse a un Madrid muy indeciso en una segunda parte perfecta. Brillantes Radovic y Hlinason.
El Real Madrid suma su segunda derrota en Liga Endesa a costa de un Casademont Zaragoza coral (84-67). Los blancos, que no pudieron contar con Rudy y Mickey (no inscrito), fueron a remolque durante todo el choque. Tras el descanso consiguieron, con sufrimiento, empatar el choque de la mano de Anthony Randolph (47-47) pero un parcial de 19-0 entre el final del tercer cuarto y el inicio del definitivo noqueó a los hombres de Laso. El conjunto maño brilló sobremanera con San Miguel (7+6 asistencias) y Alocén (7+4) repartiendo juego y Radovic (14+14) y Hlinason (12+9) reinando en la zona. De esta manera, el Zaragoza rompe el maleficio y consigue ganar al Madrid tras más de ocho años y 21 derrotas consecutivas, afianzándose en la tercer plaza de la clasificación.
Lo único que ganó el Madrid fue el salto inicial. Tras eso llegó el primer aviso de lo que sería la tónica del partido: dos pérdidas y un parcial de 8-0 de entrada. Los blancos reaccionaron tras él con Campazzo a los mandos y Thompkins golpeando pero el Zaragoza fue superior en conjunto y aprovechó las 9 pérdidas blancas para llevarse el primer cuarto (20-17). Con la salida de Carroll a pista, el Madrid volteó momentáneamente el electrónico (24-25) pero Robin Benzing y D.J. Seeley aparecieron en escena para devolver con contundencia el golpe y aumentar la renta al descanso (42-33).
A la vuelta de los vestuarios se produjo el extraño caso del doctor Jekill y a Mister Hyde en el equipo de Laso. Los madridistas, con Anthony Randolph en estado de gracia, fueron capaces de empatar el encuentro (47-47) a falta de 3'38'' para el cuarto final. Y en ese momento llegó el apagón: rotundísimo parcial de 19-0 en cinco minutos donde el Madrid acabó desquiciado y Nemanja Radovic coronándose en la zona. El cuarto definitivo comenzó (59-47) y el Madrid continuaba desquiciado en sendos aros. Las pérdidas blancas desembocaban en una eficiente transición maña, algunas de ellas con Alocén poniendo la fantasía en el último pase para júbilo del Príncipe Felipe. Entre tanto, Tavares se llevó la segunda técnica por protestar y acabó en las duchas antes de tiempo. Los blancos, sin margen ni moral para levantar semejante correctivo, lucharon por maquillar el resultado hasta el final.