Luis Scola es uno de los fichajes estrella de una Euroliga que arranca este jueves, y el último, de momento, en producirse. El Madrid intentó su fichaje pero ha acabado en el Armani Milán de Messina, donde compartirá vestuario con Sergio Rodríguez (y con Xavi Rey, con contrato temporal de un mes). El pívot argentino, elegido en el mejor quinteto del Mundial de China, donde se colgó la medalla de plata, ya se ha entrenado hoy con sus nuevos compañeros y este miércoles será presentado como una figura mediática. Apenas un día después, este jueves, podría debutar frente al Bayern en Múnich. Scola lucirá el dorsal 40, y no el 4 que ha utilizado durante toda su carrera (llevó el 14 en Phoenix Suns) porque en el club milanés el 4 está maldito desde hace 75 años.

Cuenta la leyenda que el fundador del club, también presidente y hombre de negocios, Adolfo Bogoncelli, fue diagnosticado de poliomielitis, una enfermedad viral contagiosa que puede afectar a la médula y causar parálisis, el 4 de abril de 1944, es decir, el 4-4-44. Desde aquella fecha, Bogoncelli consideró el 4 como un número prohibido por fatídico (incluyan también el 44, aunque no otros como el 14, el 24, el 34 o el 40 que ha escogido Scola).

No siempre se pudo cumplir el deseo del histórico presidente, porque durante muchos años la FIBA solo permitía una numeración comprendida entre el 4 y el 15. Así que hubo jugadores que lo vistieron, incluso con éxito, y el propio club lombardo apunta ahí el nombre de Sasha Djordjevic. Pero ahora que tanto la FIBA como la Euroliga no limita los dorsales de dos dígitos (hasta el 15 o el 20, como pasó más tarde) no hay razón para respetar la tradición del Olimpia Milano y seguir considerando el 4 como un dorsal nada recomendable.

Scola ha optado por el 40, los años que cumplirá durante la temporada, exactamente el próximo 30 de abril. Uno de los grandes veteranos de la competición, pero no el que más, puesto que el madridista Felipe Reyes celebrará los 40 el 16 de marzo, un mes y medio antes que el argentino. Volveremos a verles cara a cara.