Zion Williamson: una nueva mega estrella para una nueva NBA
El rookie más esperado tal vez desde LeBron James es un jugador único, distinto a cualquier cosa que haya visto hasta ahora la NBA.
Número del draft: 1 (New Orleans Pelicans)
Edad: 18 años (6 de julio de 2000 en Salisbury, Carolina del Norte)
Altura y peso: 2,10 y 130 kilos.
Universidad: Duke (2018-19)
Estadísticas NCAA: 22,6 puntos, 8,9 rebotes, 2,1 robos, 1,8 tapones, 68% en tiros
Puesto: Alero/ala-pívot
Su madre, velocista, y su padre, jugador de football, le llamaron Zion por el monte Sion, un enclave de nutrida historia bíblica que acabó siendo metáfora de toda la Tierra de Israel. Fue la abuela materna la que propuso que ese niño tuviera un nombre fuera de lo común, como si anticipara que quien acababa de nacer estaba llamado a, si todo seguía su curso, hacer historia en el deporte estadounidense.
Con Zion Williamson el gran peligro, casi el único, es ese: las expectativas son tan desmesuradas, tan increíblemente altas, que no competirá contra el resto de su generación rookie sino que lo hará contra la historia. Zion es el novato más esperado desde Anthony Davis, tal vez desde LeBron James. Desde luego el más mediático: el que hizo caer en más de mil millones las acciones de Nike cuando una de sus zapatillas explotó y le provocó una lesión de rodilla, el que hizo que la producción televisiva del March Madness ideara una cámara (Zion Cam) para seguir cada uno de sus pasos en un torneo que acabó, para chasco de casi todo el país y desde luego de la televisión, a las puertas de la Final Four. Michigan State frenó a una decepcionante Duke (Zion, Barrrett, Reddish...) que se había hecho con él ganando una carrera en la que no faltaba nadie: Kentuky, North Carolina, Kansas...
Hasta Louisiana siguió intentando que se decantara por el football que ya había practicado de niño, como el soccer europeo. Pero Zion, cuyos mates ya eran una sensación viral en todo el mundo cuando era apenas un chiquillo en el instituto de Spartanburg, ha estado siempre llamado a ser una gran estrella del baloncesto, tal vez una generacional. Un nuevo tipo de jugador para una nueva forma de aficionados y un nuevo estilo de juego. Con una capacidad de salto y una explosividad que parecen imposibles ante su tremendo volumen, Zion es inclasificable y eso le hace especialmente atractivo en una NBA en la que desaparecen las posiciones y los roles son cada vez más líquidos. Sea como sea, está llamado a ser una mega estrella, y así ha vivido desde que creció casi 20 centímetros entre los 14 y los 15 años.
Inteligente, perfectamente capaz de maximizar sus condiciones, aterrador en defensa y muy productivo en ataque, vio como los duendes de la lotería le dieron el 1 a los Pelicans, el equipo que drafteó a Anthony Davis y al que otros (los Knicks a la cabeza...) soñaban con ofrecer ese 1 que sería Zion para, en caso de lograrlo, llevarse al ala-pívot. Pero ha sido el propio draft el que le ha puesto en el camino de los Pelicans y de Nueva Orleans, una ciudad donde la vida de las franquicias NBA no ha sido fácil. Al menos hasta ahora: hasta Zion. Todo lo que hace genera interés y todo el mundo quiere verle jugar ya en la NBA, cara a cara con los mejores del mundo. Para calibrar, como mínimo, cuánto tarda en convertirse en uno de ellos. Primero, ahora, tiene por delante los entrenamientos en la unidad sparring de la selección que EE UU llevará al Mundial de China. Contacto con algunos de los mejores de la gran liga. Una que tal vez acabe siendo suya, ese parece su destino, y una en la que hay una cosa clara: sea como sea, Zion Williamson será una de las grandes historias de la temporada 2019-20. Y más allá...