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MILWAUKEE BUCKS

La rutina de Antetokounmpo pre-partido: siesta, tiro, hielo...

El alero de Milwaukee Bucks es junto a Harden el gran candidato al MVP. "Su rutina es exagerada. Sé dónde va a estar en cada momento", dice Khris Middleton.

Giannis Antetokounmpo, durante un partido contra los Sixers.
Bill StreicherUSA TODAY Sports

"Su rutina es exagerada. Sé dónde va a estar cada segundo antes de que comience un partido. Cuando ves que no lo está haciendo, te das cuenta de que hay algo mal". Así define Khris Middleton las obsesivas normas que se ha impuesto su compañero en Milwaukee Bucks Giannis Antetokounmpo antes de cada duelo. El griego adoptó una particular disciplina pre-encuentro en su cuarto año en la NBA según un reportaje de la ESPN.

Ese año, el alero fue elegido para disputar por vez primera el All Star Game y, en este, en el que está en plena lucha con James Harden por el MVP de la Regular Season, no ha variado unos rituales adoptados por eficiencia y no por excentricidad, y que le han llevado a dar un salto cuantitativo en sus números. En 2017, promedió 23,2 puntos y 8,9 rebotes; en 2018, 26,3 y 9,8; y en esta está en 30,4 y 13,7 con los Bucks ya como campeones de la Conferencia Este y a una solo victoria de superar la barrera de las 60 victorias por primera vez desde 1972.

Para Antetokounmpo la rutina empieza con una pequeña siesta tras la sesión de tiro de la mañana previa a un partido en casa, según explica Malika Andrews en el medio estadounidense. "Si no lo hago, no puedo jugar", dice el heleno sobre un hábito que le inculcó su padre cuando tenía 14 años. Con las pilas recargadas, se dirige al pabellón. Allí llega sin lucir llamativos atuendos. Una extrañeza en el mundo NBA. Solo una chaqueta y unos pantalones. "Es gastar energía para verte bien durante cinco segundos", explica.

Repetición en el tiro

Su primer contacto en el pabellón es con Laura Tietjen, su fisioterapeuta, con la que realiza una serie de estiramientos previos a saltar a la cancha. Ya en ella, comienzan los tiros, principalmente desde la media distancia. Simples y realistas. Ni lanzamientos espectaculares ni sorprendentes como harían Curry y Harden. Solo se busca que el músculo coja memoria con la repetición constante: Antetokounmpo no es un gran lanzador desde larga distancia (25,6% este curso). Después llega el turno desde la línea de tiros libres antes de tomar el camino hacia los vestuarios... una vez que ha saludado a todos los presentes en la cancha: desde recogepelotas hasta miembros de seguridad.

En el vestuario, relajación. Dos sesiones de 15 minutos embutido dentro de un NormaTec, un traje que emplea gran parte de la Liga norteamericana y que masajea y aprieta los músculos para aumentar el flujo de sangre. Luego llega el hielo: otras dos sesiones de 15 minutos cada una.

A excepción de con sus compañeros y sus entrenadores, no habla con nadie más durante todo ese proceso. No hay tiempo para la prensa. La concentración es total en un jugador que durante la etapa que coincidió con Thon Maker en Milwaukee iba con él a la capilla una hora antes de los encuentros. Con la salida del africano, la visita religiosa ya es historia. Todo este proceso, que incluye la charla previa del Budenholzer, puede llevarle al griego unas seis horas... todo por un MVP. Todo por un anillo de la NBA.