Doncic, con la rodilla tocada, no quiere parar: ¿ve peligrar el Rookie del Año?
El de los Mavs ha confirmado que no está al 100% pero que quiere jugar todos los partidos. El sprint final de Young puede abrir un premio que parecía cerrado.
El último partido de los Mavericks fue uno de los peores de Luka Doncic este año: 12 puntos, con un 5/18 en tiros de campo, un 1/7 en triples y 9 pérdidas. También cogió 6 rebotes, dio 7 asistencias y puso 2 tapones, pero quedó claro que no tenía la explosividad y claridad de ideas de gran parte de su temporada. Él mismo lo confirmaba después: "Sinceramente, no estoy al 100%, pero quiero jugar siempre. Aunque ahora no nos estemos jugando demasiado, quiero jugar cada partido".
Justo antes de ese partido el esloveno explicó que en el anterior encuentro había sentido un "pop" en su rodilla, algo que cuadra con su afirmación de no estar en la mejor forma física posible. Cualquier jugador en su situación y estando en un equipo que su único objetivo es perder cuanto más mejor (para intentar llevarse una de las cinco primeras elecciones del draft y así evitar que ésta se vaya a Atlanta) lo que haría sería parar. No arriesgar nada su físico, dejar todo el tiempo que fuese necesario para su recuperación y volver cuando se pueda. Y si es la temporada que viene tampoco pasaría nada.
Pero Doncic no sólo está jugando para su equipo. Ahora mismo está jugando por él mismo y por ser nombrado el mejor novato del año en la NBA. El Rookie of the Year, un premio con mucha solera y uno de los grandes objetivos de los debutantes que desde casi el principio de la temporada parecía que iba a caer en sus manos sin discusión. Sus medias de 20,9 puntos, 7,4 rebotes y 5,6 asistencias sólo las han conseguido dos novatos en la historia: Oscar Robertson y Michael Jordan. ¿Qué mayor motivo que ese para que le den el galardón?
Lo cierto es que hay una sensación de que el ex del Real Madrid ha bajado sus prestaciones. Un poco debido a la creencia de que todos los debutantes tienen un momento de bajón durante su primera temporada, el famoso rookie wall, y otro poco porque ya estamos habituados a sus grandes números y ha dejado de parecer algo fuera de lo normal. Pero los datos contradicen esta teoría. Por ejemplo, en los seis partidos que lleva jugados en el mes de marzo sus medias siguen siendo muy similares: 20,6 puntos, 8,3 rebotes y 5,1 asistencias. Y en febrero promedió 24,4 puntos, 9,4 rebotes y 7,4 asistencias, una absoluta barbaridad.
El problema, si es que lo hay (y empieza a correr el rumor por Estados Unidos de que puede haberlo) es que los Mavs se han tirado a perder sin control y que su máximo rival lleva tiempo jugando el mejor baloncesto de la temporada. Se trata de Trae Young, el base de los Atlanta Hawks que los de Dallas intercambiaron por Doncic en la misma noche del draft 2018 y que está jugando a un nivel tremendo. Y además acompañado de victorias de su equipo, algo de lo que últimamente no puede presumir el esloveno.
22,5 puntos, 5,2 rebotes y 8,8 asistencias en marzo, 23,3 puntos, 4,3 rebotes y 9,3 asistencias en febrero. En ambos casos claramente por encima de su 18,3+3,5+7,8 de promedio de la temporada. Este subidón de Young, que no sólo se está notando en los números sino también en su juego, está haciendo que su candidatura empiece a ganar adeptos en el sprint final. Algo que podría aumentar si los Hawks acaban pasando en la clasificación a los Mavs, ahora mismo quintos y sextos por la cola respectivamente con una distancia de cinco partidos entre ambos. De cara al draft, a los texanos les interesa que eso pase, mientras que a los de Georgia no. Veremos quién hace más fuerza para conseguir sus objetivos.
En esa guerra entre Dallas y Atlanta también se puede estar jugando la del Rookie del Año. Doncic sigue teniendo varios cuerpos de ventaja en esta carrera, pero el simple hecho de que Young haya conseguido abrir el debate, aunque sea mínimamente, hace que el ex del Real Madrid tenga que estar alerta hasta el último día de la Liga regular.