Ediciones
Resultados
Síguenos en
Hola

NBA

Sigue el desastre en los Lakers: Lonzo, casi sin opciones de jugar

El base ha tenido complicaciones en la lesión de tobillo que sufrió hace ya siete semanas y todo apunta a que no jugará más en esta temporada.

Sean M. HaffeyAFP

El asunto, fallido en casi todos los sentidos, de Anthony Davis, ha sido uno de los factores clave en el histórico fracaso que está siendo la temporada 2018-19 de Los Angeles Lakers. Pero en el desastre deportivo, no tanto en el institucional que vino después, han tenido más influencia unas lesiones que no han dado tregua y que no han dejado apenas ver la versión acabada de un equipo que, primero, se hacía desde cero y necesitaba acumular un rodaje que nunca tuvo; Y, segundo, estaba tan cogido con alfileres que requería un buen toque de suerte para que todo fuera según el plan previsto. Y casi nada, o nada, ha seguido ese patrón ideal.

Los aficionados del equipo angelino recuerdan que estaban 20-14 y cuartos del Oeste cuando arrasaron a los Warriors en el Oracle, en Navidad, el partido en el que se lesionó LeBron y todo empezó a torcerse realmente. Pero los problemas físicos han ido más allá y han afectado a prácticamente toda la plantilla. Los que tenían que ser pilares del equipo, LeBron (la baja más larga de toda su carrera), Brandon Ingram y Lonzo Ball, solo han jugado 23 partidos juntos. Lonzo comenzó la temporada renqueante tras recuperarse de una intervención en la rodilla y cayó lesionado cuando estaba alcanzando un nivel espléndido y estaba liderando a unos competitivos Lakers todavía en ausencia de LeBron. En 25-21, después de cuatro victorias en seis partidos tras ganar con brillantez en Oklahoma (18+6+10 de Lonzo) y con un +15 en el tercer cuarto en pista de los Rockets, justo cuando cayó el base (estaba en 8+3+11). Los Lakers ni siquiera ganaron ya ese encuentro...

Eso fue el 19 de enero y se habló en principio de un plazo de entre 4 y 6 semanas para que el tobillo del base le permitiera volver a las pistas. Pero hoy se cumplen siete semanas y Luke Walton ya asume públicamente que hay posibilidades de que su base titular no vuelva a jugar en los 17 partidos que le quedan a un equipo ya sin nada por lo que luchar y que ha puesto a LeBron en restricción de minutos. Entrenador y gran estrella han coincidido en señalar la importancia de la baja de Lonzo, esencial en defensa, donde ya es uno de los mejores de la NBA en su puesto, y en ascenso en ataque como gestor y sostén del equipo a pesar de que en el arranque de temporada le costó adaptarse a moverse al lado de LeBron y, por lo tanto, sin el balón en sus manos.

Los Lakers son cinco puntos por cada 100 posesiones peores en defensa sin Lonzo, que promediaba esta temporada casi 10 puntos y más de 5 rebotes y 5 asistencias por partido. Nuevas complicaciones en el tobillo más allá del esguince que le ha tenido parado desde casi un mes antes del All Star han puesto su temporada en serio riesgo, ya que los Lakers ven más importante que se recupere de forma plena y pueda trabajar sin problemas en un verano que se considera clave para que avance hacia una próxima temporada que será trascendental en la carrera de un jugador con defectos que son ahora mismo tan obvios como las virtudes que le pueden hacer absolutamente especial.

Su físico, eso sí, empieza a convertirse en un asunto trascendental: en su primera temporada se perdió 30 partidos y en esta ha jugado por ahora 47. Si no vuelve a las pistas, serán en total 99 disputados de 164 en sus dos primeras campañas, apenas un 60%. Otro foco de preocupación para unos Lakers que son ahora mismo la definición exacta de annus horribilis...