NBA | BLAZERS 129 - WARRIORS 107

Los Warriors se dejan el triunfo en Portland en un final de pena

Los últimos cinco minutos de los campeones (nula defensa, expulsión de Kerr, flagrante de Green...) fueron desastrosos. Zach Collins les sacó de quicio.

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Los Warriors perdían de siete puntos a falta de poco menos de cinco minutos para el final del partido. Justo antes habían ocurrido dos acciones que iban a ser claves. Un tapón espectacular de Zach Collins a Jordan Bell y una falta en ataque de Klay Thompson al propio pívot, al que empujó con el cuerpo debajo del aro para hacerse sitio para anotar. El de los Blazers se fue al suelo con bastante facilidad y empezaron a verse síntomas de nervios entre los campeones.

Todo esto desembocó en la jugada que decidió el encuentro. Como decía, a falta de menos de cinco minutos, Draymond Green le hacía una falta contundente a Collins cuando éste se preparaba para levantar el balón y meterlo en el aro. Un buen martillazo, con toda la fuerza del su brazo cayendo sobre los dos del rival. Los árbitros revisaron la jugada y le pitaron flagrante. Steve Kerr entró en cólera. Estrelló su pizarra contra la mesa de anotación y se encaró con uno de los árbitros, gritándole como loco sin parar. El entrenador de los Warriors fue inmediatamente expulsado.

La jugada se resolvió de la siguiente manera. Tres tiros libres anotados por Damian Lillard, dos por Zach Collins y, al reanudar el juego, un triple de Jake Layman (metió 3 en los últimos minutos). Resultado final: ocho puntos seguidos, los Blazers 15 arriba y el partido finiquitado. Un final que no refleja para nada lo que ocurrió el resto del encuentro. Los 22 puntos de diferencia con los que acabaron ganando los locales son exclusivamente culpa de esa jugada, que sacó del partido a los de la Bahía, que ya no intentaron remontar y se dedicaron a hacer faltas y montar alguna escena más (varios jugadores se encararon con Collins poco después sin que llegase la sangre al río).

Hasta entonces, como decía, Kevin Durant (32+4 y 3 tapones) y Stephen Curry (32+7 y un espectacular tercer cuarto) mantenían a los suyos en la pelea. Muy solos, eso sí, porque Thompson no tuvo el día (2/16 en los tiros) y DeMarcus Cousins no jugó lo que era un back-to-back para ellos. La buena racha que acumulan en 2019 (16 victorias en 19 partidos) les permite mantener un colchón de dos triunfos sobre los Denver Nuggets.

Los Blazers, más allá del protagonismo inesperado de Collins, tuvieron en Lillard a su mejor arma. 29 puntos, 3 rebotes y 8 asistencias para el base, que metió 6 de sus 8 intentos desde la línea de tres. Los de Portland vuelven a tener un partido de ventaja sobre la quinta plaza que ocupan los Rockets. Ahora que los Thunder se les han escapado a tres victorias y media, aguantar ese cuarto lugar parece el gran objetivo de lo que queda de temporada.