NBA | SIXERS 115 - THUNDER 117
Paul George sentencia con un 3+1 en un final de auténtica locura
El alero protagonizó la jugada decisiva a falta de 5 segundos. Antes pudo ganar cualquiera con varios cambios de ventaja y algunos errores infantiles.
Tremendo lo que se vio en Philadelphia. El partido no fue gran cosa durante muchos minutos, con los Thunder mucho más serios y centrados y los Sixers a remolque intentando no perder el paso. Pero los minutos finales fueron un auténtico espectáculo trufado de grandes aciertos y errores groseros.
Steven Adams impuso su ley desde el primer minuto debajo de los tableros, uno de los grandes problemas de la noche para los locales. Sobre el pívot construyeron los Thunder sus primeras ventajas sólidas en el primer cuarto. Acabó con 16 puntos y 9 rebotes, 7 de ellos en ataque. Lo mismo pasó en el tercer cuarto, pero en ambos casos los Sixers supieron reaccionar impulsados por la energía de un Ben Simmons muy metido en el partido (20+15+9). Por eso y porque consiguieron controlar su ritmo de pérdidas de balón, que por momentos fue insostenible. Acabaron con 17, por 10 de su rival.
Unos pocos minutos brillantes en la mitad del último cuarto de J.J. Redick (22 puntos) y Embiid igualaron la contienda y mostraron por primera vez a los de Philadelphia superiores. El pívot fue de menos a más y acabó jugando los últimos minutos a un nivel sensacional. Pero aún quedaba mucho por ver en este partido.
Antes de los dos últimos minutos Simmons tuvo que ir tres veces a la línea de personal, algunas de ellas buscadas a propósito por los Thunder. El jugador salió como pudo del mal trago (3/6) para dejar a su equipo a tiro de cuatro puntos. Entonces apareció un desaparecido hasta entonces Jimmy Butler para demostrar porqué le había fichado su actual franquicia. Después de pasar sin pena ni gloria por el encuentro enlazó un triple y un 2+1 que ponía el marcador en empate. Los Sixers tenían el viento a favor, le tocaba a los Thunder responder.
Y vaya si lo hicieron. Adams cogió el enésimo rebote en ataque, sacó el baló fuera, que acabó en las manos de Westbrook. El base, que había completado uno de sus peores encuentros de la temporada (21+10+6, 8/21 en tiros, 1/6 en triples), realizó la mejor acción de un partido olvidable al penetrar y, antes de llegar a la canasta y, mientras daba la vuelta en el aire, asistir a Ferguson, que gracias al movimiento de su compañero estaba sólo en la línea de tres. El jovencísimo jugador, que se ha vuelto imprescindible para los suyos, metió su tercer triple del partido. Sus últimos tres puntos de los 11 con los que acabó. Tres arriba los Thunder.
Pero la cosa iba de sorpresas. En la jugada siguiente Embiid amagó el triple y cuando por fin se decidió a lanzarlo Westbrook le tocó en el brazo mientras se pasaba de frenada. Tres tiros libres y sexta falta personal de Russell. El pívot anotó los tres, tiempo muerto mediante de Donovan par desconcentrarle, y el base veía los últimos segundos del partido desde el banquillo. Schroder, que salió por él, recibió el balón en la línea de fondo y, al intentar subirlo, Chandler y Simmons le aplicaron un dos contra uno tan efectivo que tuvo que pasar el balón a la desesperada desde la banda hacia el centro del campo. Butler, que había estado muy atento a lo que se estaba cociendo, llegó desde atrás para adelantarse a Adams, recuperar el baló y poner por delante a los suyos con una bandeja fácil.
El Wells Fargo estalló literalmente. Un partido que vieron muy difícil durante muchos minutos lo tenían ganado. Apenas faltaban 6 segundos y estaban dos arriba. Los Thunder sacaron de banda, el balón en las manos de Paul George y, justo ahí, el alero le explicó a toda Philadelphia y a quien lo estuviese viendo que debería ser un candidato como el que más al MVP. Se sacó un 3+1 espectacular, gracias a una falta ridícula de Butler, que pasó de héroe a villano en apenas unos segundos.
En la última jugada se liaron entre Simmons y Butler y la victoria ya no se les escapó a unos Thunder que estaban muy necesitados de ella. Venían de perder más partidos de la cuenta y esta es una inyección de moral tremenda. Por su parte, los Sixers, que habían arrasado a sus últimos rivales, dan otro paso atrás en su intento de ser un equipo dominante con regularidad.