EUROLIGA | 16ª JORNADA

El Khimki devora al Gran Canaria

Un parcial de 2-29 entre segundo y tercer cuarto reventó el partido. El Herbalife, en su peor encuentro del curso, se diluyó tras un gran primer parcial.

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Mucho tardará en olvidarse el partido de hoy en el Gran Canaria Arena.  Los locales, con su peor imagen en años, ofrecieron un dantesco espectáculo ante un crecido Khimki, que tuvo el duelo más plácido que pudo imaginar. Los pupilos de Bartzokas aprovecharon el desastroso partido local, intolerable actitud aliñada de pasotismo, para sumar la victoria más cómoda posible.

Comenzaba el Herbalife mordiendo en defensa y, además, en ataque se gustaba y encontraba las mejores opciones. Que se lo pregunten a Tillie, protagonista con tres triples en el primer arreón local: 19-10. Por su parte, el Khimki se limitaba a subsistir a base de Monia, con 8 puntos para el 22-14. Reaccionaban tímidamente las huestes del siempre cabreado Bartzokas, que llegaron a estar a cuatro puntos tras un triple de Jenkins antes de que Magette, con la bocina que marcaba el final del primer cuarto sonando, enchufara desde su casa para el 30-23.

Curiosamente, el partido se convirtió en un tortura para el Gran Canaria tras la revitalizadora canasta del base americano. Rápidamente, Bost culminó un parcial de 0-10 para darle ventaja a la formación moscovita, 34-36, su primera del partido. Strawberry frenó la sangría con dos tiros libres, 36-39, pero los locales volvieron a recordar a ese triste equipo que trajo consigo el despido de Maldonado.

La ventaja rusa no hacía sino crecer ante la evidente parálisis amarilla, apenas seis puntos en este parcial, tan apático que parecía cómodo ante la paliza que estaba recibiendo. Así llegó un triple de Crocker para sellar la primera parte con un parcial de 2-24, 36-50 en el marcador y un sinfín de dudas en el seno del Granca.

Cuando parecía que el Herbalife no podía ir a peor, el desastre se multiplicó, convertido ya el Khimki en un devastador tsunami. No se le resta mérito al equipo ruso, pero ni en sus mejores sueños se imaginó tan débil oposición del Gran Canaria, vergonzoso su nivel en cualquier aspecto del juego. Casi sin haberse iniciado el partido, Dee Bost puso a los suyos 23 arriba, 39-62, tras dos triples seguidos.

Lo peor para el equipo de Víctor García no era la tunda que estaba recibiendo, que también, sino ofrecer la más paupérrima imagen que se le recuerda. Ni siquiera pudo agarrarse a ese lejano enceste de Paulí, 45-62, como conato de esperanza. Raudo estuvo ahí Bartzokas parando el partido, totalmente decidido ya. El tercer cuarto se cerró con un plácido mate de Thomas para el 50-73, metáfora perfecta del partido.

La paliza era ya de dimensiones colosales. El Khimki veía el aro tan grande como una piscina olímpica. Mientras, el Gran Canaria pasaba de todo. Acabó perdiendo por 70-99, pero pudo ser mucho peor. Un completo desastre de partido. Para olvidar.