En julio, el comisionado Adam Silver reconoció que era “vergonzoso” que solo hubiera una árbitra en la NBA, una competición que desde que él accedió al máximo cargo de mando ha multiplicado su ventaja con respecto a las otras grandes de EE UU como la liga más progresista: más inclusión, más igualdad, más pluralidad.

Los últimos estudios de diversidad de raza y género dejan en buen lugar a la NBA: A+ en raza y B en género, “significativamente mejor” que las otras grandes ligas, según el Instituto para la Diversidad Étnica en el Deporte. En verano, las oficinas de la NBA tenían un 36,4% de trabajadores de raza negra y siete mujeres ejercieron de CEO/presidentes en franquicias durante la temporada pasada, también algo todavía no visto en ninguna otra liga del país. Los equipos tienen un 37% de mujeres en cargos profesionales de sus staff (si bien la cifra había retrocedido tras llegar al 40% en campañas anteriores).

El rol de la mujer ha ido creciendo en la NBA. Cada vez más, en cargos más ramificados y con responsabilidades mayores. Quedan, por suerte, pocos tabús. Uno está en los banquillos, donde el salto a head coach sigue dando demasiado vértigo a las franquicias aunque parece inevitable que llegue... aunque con franqueza no sabemos si más temprano que tarde. Y, si hubiera que apostar ahora mismo, huele a que su primera gran protagonista sea Becky Hammon, que lleva desde 2014 como asistente de Gregg Popovich en los Spurs. En el arbitraje el tabú es todavía mayor, de ahí la preocupación de Silver y el nuevo enfoque de Monty McCutchen, que pasó de arbitrar las Finales de 2017 (tras un cuarto de siglo en la profesión) a ocuparse del trabajo de desarrollo y preparación de los árbitros de la NBA. Todos hombres... menos una. La única mujer del grupo ahora mismo es Lauren Holtkamp (38 años).

No solo es la única en activo sino que Holtkamp es la tercera en toda la historia de la NBA. Nada más. Las anteriores llegaron en 1997: Dee Kantner (hasta 2002) y Violet Palmer, que se retiró en 2016. La primera dirigió su primera partido en noviembre de 1997 (un Sixers-Hawks, el primer duelo NBA con una mujer arbitrando) y la segunda fue la primera en arbitrar en playoffs: 25 de abril de 2006, Pacers-Nets.

Ahora, eso sí, la NBA expande su filosofía y en la pasada Liga de Verano era raro encontrar partidos arbitrados solo por hombres. Hasta 19 mujeres dirigieron encuentros en el torneo veraniego (sobre 81 árbitros totales) por las 10 que lo habían hecho, en total, en las cinco ediciones anteriores. McCutchen asegura que solo es cuestión de tiempo que el trasvase empape la liga en una proporción muy más lógica. En la Liga de Desarrollo, otro síntoma, se contrataron antes de la anterior campaña más nuevas árbitras (6) que árbitros (5).

Holtkamp (casada con otro árbitro NBA: Jonathan Sterling) lleva en la liga desde la temporada 2014-15. Siguiendo el cauce habitual, se curtió durante cinco temporadas en la G League y dirigió partidos en dos ediciones de la Summer League. Lleva el número 7 y comenzó a arbitrar casi por casualidad, después de jugar en la Universidad de Drury, licenciarse con un máster en dirección de empresas y trabajar en una cárcel femenina.

De dirigir partidos de instituto para ganar un dinero con el que ir tirando mientras terminaba sus estudios y arrancaba su carrera laboral a la NBA, donde encontró un “horizonte mucho más corto” para las árbitras: ¿por qué los hombres podían arbitrar en NBA y WNBA y las mujeres solo en WNBA? En su temporada rookie vio como Chris Paul aseguraba que, si iba a señalar algunas infracciones que le había pitado, quizá “aquello no fuera para ella”. El base se llevó 25.000 dólares de multa y ella la certeza de que tenía que evadirse de todo el ruido que iba a rodear sus actuaciones. Lo hace, en parte, con ayuda de la meditación y la pintura. Y sigue arbitrando partidos NBA. Y sigue siendo la única mujer en hacerlo... esperemos que por poco tiempo.