Los Rockets se descomponen: "Ahora mismo no hay respuestas"
1-5 y 0-4 en casa para el mejor equipo de la última Regular Season, arrollado también por los Blazers y que sigue sin James Harden.
Es muy manido comenzar con el Houston, tenemos un problema pero es que HOUSTON, TENEMOS UN PROBLEMA. Los Rockets, la joya de la corona de la temporada 2017-18, el equipo de las 65 victorias y el 3-2 ante los Warriors antes de la lesión de Chris Paul, ha comenzado la 2018-19 en estado de disolución. Irreconocible, con una actitud intolerable y una mirada perdida tras la que parece no haber respuestas. Entonces perdieron su quinto partido el 20 de diciembre para un 25-5. Ahora (tras el 85-104 de los Blazers, que jugaban en back to back y el cuarto partido en seis noches) lo han hecho el 30 de octubre y para 1-5. Es un 0-4 en su pista, donde hicieron un 34-7 la temporada pasada. Y donde han perdido por una media de más de 17 puntos y en tres partidos han estado 28 o más puntos por detrás. D'Antoni ha dicho después de esta quinta derrota esto: "Ahora mismo tengo pocas respuestas, tendremos que meternos en una sala y hablar". Y el equipo arranca su gira más larga del curso, cinco partidos fuera, con James Ennis y sobre todo James Harden todavía lesionados. Sí: Houston, tenemos un problema. O unos cuantos.
Quizá en Minnesota se estén frotando las manos. La dinámica de los Rockets les lleva ahora mismo (con tiempo de sobra para enderezarse, eso sí) hacia movimientos de todo o nada, y ese es el escenario en el que puede aparecer la oferta disparatada por Jimmy Butler. Desde luego, a la sanción a Chris Paul (tras la pelea con los Lakers: su única victoria) siguió la lesión de Harden. Y el equipo tiene que aprender a jugar de una manera diferente porque sus piezas, más allá del núcleo principal, son diferentes. Todo eso es cierto, también que ahora mismo es una triste sombra de lo que fue y en gran medida tendría que seguir siendo. Las salidas de Trevor Ariza, Luc Mbah a Moute y el especialista defensivo Jeff Bzdelik (cuya sombra se alarga, y se alarga, y se alarga...) podían ser un problema para mantener el pulso con los Warriors, no para ser incapaces de seguir el ritmo a cualquier rival en su propia pista. D'Antoni ya ha hablado de modificar (pero no tanto, luego sí tanto, luego otra vez no tanto...) una defensa que no tiene nada que ver con la que les hizo aspirantes de primer nivel la temporada pasada: sus rivales anotan bandeja tras bandeja, crean superioridades en cuanto ajustan mínimamente la circulación y se aprovechan de quintetos con muchos menos especialistas y jugadores como, sí, un Carmelo Anthony ya cuestionado.
Pero no todo está en la defensa: la actitud es de equipo que ahora querría estar en cualquier parte menos en una pista de baloncesto. Y el ataque es un bochorno: ante los Blazers, 32% en tiros y 23% en triples. Más o menos sus números de una temporada en la que están entre los cinco peores de la liga en anotación y rating ofensivo. Su +/- (-10,5) solo es mejor que el de Suns y Wizards. En la quinta derrota, 2/12 de Carmelo (8 puntos), 6/19 de Paul (17) y 4/18 de Eric Gordon (12). Un 12/49 entre los tres a pesar de que los dos últimos seguían en pista en el último cuarto, con el partido reventado y contra los suplentes de unos Blazers que no usaron en ese parcial a Lillard, McCcollum y Nurkic (63 puntos entre los tres).
Los Rockets solo compitieron cuarto y medio, gracias a los únicos buenos minutos de Gordon y un arranque de energía de Capela que se fue por el desagüe después. Ahora mismo, son un equipo sin rumbo, no solo sin trazas del casi campeón de la campaña pasada: sin rastro de su identidad. Son, eso sí, solo seis partidos. Pero la aprensión es innegable después de un verano del que salieron muy cuestionados en su capacidad para seguir siendo igual de buenos (históricamente buenos). Y no tienen más remedio que serlo: Chris Paul ha abierto un contrato de 160 por cuatro años que acabará con 38. Su baza es el corto plazo.
Los Blazers, por su parte, vuelven a estar ahí (5-2). Lillard y McCollum al margen, su verano les envió a buscar soluciones internas, y están apareciendo gracias sobre todo a las excelentes sensaciones de Zach Collins, el número 10 del draft 2017. Las dudas con ellos, ya se sabe, llegarán más adelante. Mientras tanto, van a ser un equipo que va a ganar muchos partidos. Todos, desde luego, los que jueguen contra rivales con tan poco espíritu como estos Rockets que llegan deshechos a Halloween. Queda mucho, el núcleo duro sigue ahí y Daryl Morey puede provocar un terremoto en cualquier momento. Pero por ahora, y después de solo seis partidos, hay que acogerse al tópico: Houston, tenemos un problema. Un problemón.