De aspirante a súper estrella a la depresión: el infierno de Okafor
El pívot trata de rehacer su carrera en Nueva Orleans después de pasar por Philadelphia y Brooklyn: "Estaba en un lugar muy oscuro".
Cuando tenía 16 años, Jahlil Okafor fue incluido por Sports Illustrated en su especial de jugadores que iban “a cambiar el baloncesto”. Estrella desde el instituto, del área de Chicago a todo el país, y pretendido por todos los ojeadores universitarios, acabó en Duke, donde fue campeón y Jugador del Año de la ACC (Atlantic Coast Conference). De Okafor, con sus 211 centímetros y su juego de ataque pulido desde antes del college, se esperaba que fuera una gran estrella y un número 1 por el que los equipos hicieran tanking. Sin embargo, fue número 3 por detrás de Karl-Anthony Towns pero también de D’Angelo Russell. Y acabó en los Sixers, donde su suerte se torció muy rápido.
Después de un prometedor año rookie (17,5 puntos y 7 rebotes por partido) cayó víctima de las derrotas (72) de un equipo en plena regeneración. De la competencia con Nerlens Noel (draft de 2013) y Joel Embiid (2014) y de la pelea a la salida de un bar de Boston (diciembre de 2015) que le empezó a granjear mala fama entre las franquicias. Terminó siendo traspasado a los Nets, donde solo jugó 26 partidos y pronto estuvo fuera de las cuentas de futuro de la franquicia. Y acabó este verano, ya con su futuro NBA pendiendo de un hilo con 22 años, firmando con los Pelicans por 1,5 millones no garantizados. No han pasado ni cuatro años desde que apuntaba a número 1 del draft ahora ha contado al periodista Shams Charania el infierno por el que ha pasado.
“Cuando llegué a los Nets hablé con gente de su staff y me dijeron que tenía problemas de ansiedad y depresión. Estaba en un lugar muy oscuro y al principio le di la espalda. Pero cuando acabó la temporada me miré al espejo y supe que tenía que arreglar mi cuerpo y también mi mente. Me fui a Miami, cambié mi dieta y funcionó. Pero lo más importante, fui a terapia para superar esos problemas de depresión y ansiedad. Todavía lo estoy haciendo, estoy aprendiendo a buscar formas de sentirme bien. Le doy las gracias a Kevin Love. Cuando él habló de sus problemas mentales, supe que lo que me pasaba no era anormal. Que alguien con tanto éxito haya experimentado esas cosas es un ejemplo”.
Con Miami como base de operaciones, Okafor ha adelgazado casi 8 kilos este verano con David Alexander (entre personal de Dwyane Wade y LeBron James, entre otros). Y ha cambiado su mecánica de tiro (para hacerla más rápida) junto al técnico Idan Ravin. Quiere abrazar su nueva oportunidad en Nueva Orleans y con Anthony Davis, con el que tiene una muy buena relación. Por fin se siente preparado para tener una carrera larga en una NBA que casi había dejado de contar con él: “Me llegué a volver insensible a la derrota. No me provocaba ninguna emoción perder. En college, una derrota es el fin del mundo. Y no culpo a los Sixers, hay gente allí a la que quiero mucho. Pero después de un primer año en el que me sentía muy bien, volví demasiado pronto sin recuperarme de una lesión porque competía por los minutos con Embiid y Noel. Luego me iban a traspasar pero esa operación no llegaba nunca... son cosas con las que nunca había tenido que lidiar. Mentalmente agotador. Hasta entonces mi carrera había estado basada en ganar y eso es lo que quiero volver a hacer: ganar”.