Atlanta Hawks: Young, la sombra de Curry y el fantasma de Doncic
La reconstrucción toma cuerpo en Atlanta. Si este (arriesgado) draft produce un resultado óptimo, los Hawks entrarán en una nueva era.
AÑO DE CREACIÓN: 1946 (como Buffalo Bisons)
PABELLÓN: State Farm Arena
PROPIETARIO: Tony Ressier
GENERAL MANAGER: Travis Schlenk
ENTRENADOR: Lloyd Pierce (primera temporada)
TÍTULOS: 1 (1958)
PASADA TEMPORADA: 24-58 (fuera de playoffs)
PRINCIPALES ALTAS: Trae Young, Omari Spellman, Kevin Huerter, Thomas Robinson, Alex Len, Jeremy Lin, Justin Anderson, Cole Aldrich, Vince Carter.
PRINCIPALES BAJAS: Dennis Schroder, Malcolm Delaney, Mike Muscala, Damion Lee.
CONTRATOS MÁS ALTOS 2018-19: Kent Bazemore (18), Jeremy Lin (13,7), Miles Plumlee (12,5).
PRINCIPALES JUGADORES EN ÚLTIMO AÑO DE CONTRATO: Kent Bazemore (player option 2019-20), Jeremy Lin, Dewayne Dedmon, Vince Carter.
PLANTILLA: Pincha en este enlace
ANÁLISIS: mirando a la Bahía desde Georgia
Cuesta recordarlo pero hace solo cuatro años (2014-15) los Hawks ganaron 60 partidos en la mejor Regular Season de su historia. Como tantos proyectos del Este en la última década, llegaron hasta donde les dejó LeBron James... y cayeron después en un profundo desánimo institucional. Ahora, poco pero mucho después, son una franquicia en reconstrucción desde cero y para la que el draft de 2018 servirá como medidor de personalidad y velocidad de progresión: si la apuesta funciona, una nueva (y muy atractiva) personalidad empezará a cuajar. Si no lo hace...
Desde luego, el gran golpe mediático fue la elección de Luka Doncic en el número 3... para enviarlo al momento a Dallas a cambio del número 5 (Trae Young) y una primera ronda protegida. Pero el origen de este peligroso movimiento está antes, en la llegada de Travis Schlenk como general manager y desde la Bahía de San Francisco. Con la cultura de los Warriors en la maleta y cambio en el banquillo (el excelente Mike Budenholzer deja su lugar a Lloyd Pierce, gestor de la nueva hornada), Schlenk se ha puesto manos a la obra en su misión de acercar su modelo al de la gran franquicia de esta era. Y lo ha hecho con tres primeras rondas de draft en las que ha añadido, cómo no, una tonelada de tiro: Omari Spellman, un pívot con excelente muñeca pero poca defensa y corto de altura, Kevin Huerter y Trae Young, número 5 y un jugador especial que puede no encajar en absoluto o ser una de esas piezas que transforman y relanzan totalmente una franquicia. Aparentemente, sin término medio. Eso necesita Atlanta Hawks, con una masa social ahora mismo zombie, y así se explica mejor el enorme riesgo de desprenderse de Doncic y el interés por encontrar al Stephen Curry (con el que Young levanta obvias comparaciones por su improbable rango de tiro) sobre el que edificar su nueva visión.
Los tres nuevos formarán un núcleo joven en el que reside el futuro de la franquicia (¿cuánto? ¿cómo?) junto a las muy buenas elecciones de los dos anteriores drafts: Taurean Prince y John Collins, músculo y producción en los puestos de alero y ala-pívot. Más allá, y rotos ya vínculos con Schroder, los Hawks mantienen el alto contrato de Bazemore, añaden jugadores en eterna prueba como Alex Len y Thomas Robinson, la wildcard que es a día de hoy un Jeremy Lin consumido por las lesiones... y el carisma de Vince Carter, que tiene 41 años y ya había sido drafteado en la NBA cuando nació Trae Young. Un toque de veteranía y vieja guardia en un proyecto que se reinventa asumiendo riesgos y sin nada que perder. Habrá que prestar mucha atención.