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MUNDIAL | ESPAÑA 66 - AUSTRALIA 72

Liz Cambage (33+15) acaba con el sueño de una gran España

El show de la tremenda australiana (33 puntos), diva y provocadora, derrotó a las de Mondelo. España, carismática y heroica, peleará por el bronce contra Bélgica este domingo. Estados Unidos-Australia, la final.

Tenerife
Liz Cambage apeó a España de la final en el Mundial femenino de baloncesto.
FIBA

Un volcán llamado Liz Cambage (33 puntos y 15 rebotes) terminó con el sueño de España en el Mundial. Diva, sísmica, algo provocadora, enemiga número uno del Santiago Martín la tremenda australiana nacida en Londres superó el trabajo de gigante a una Selección que se dejó la vida y a la que es imposible ponerle un pero. Cambage, sin embargo, fue incontenible y se fue cobrando, una por una, a las pívots españolas (Ndour, Nicholls) hasta el triunfo final. Le sobraron algunos gestos pero hay que reconocer su condición de jugadora superior. La Selección no podrá repetir final de Mundial y le espera el bronce contra Bélgica pero deja aroma de equipo campeón y carismático que, gracias a sus partidos ante Canadá y Australia, ha terminado conectando con la afición, que le despidió con una ovación emotivísima. Cuando un equipo lo da todo, no está obligado a más. Seguro que también lo hará por el bronce contra Bélgica.

El partido tuvo una película apasionate. España empezó con las constantes vitales bajísimas y Australia, como un reloj. Con Cambage al mando y con alternativas en su juego, el 6-21 inicial dejaba un mal cuerpo horrible. Había que ensuciar y agitar el partido como fuese y para eso, en el rol de mejores actrices secundarias, Cristina Ouviña y Queralt Casas se han licenciado en este Mundial. Con un corazón que no les cabe en las camisetas, España fue recortando uno a uno los puntos de ventaja de las Opals con éxitos incluso colaterales. En pleno subidón español, Cambage cometió una polémica segunda falta que le sacó de sus casillas y le mandó al banquillo. La pívot nacida en Londres, un torbellino incontrolable, venía caliente de una acción anterior y se marchó al banquillo con 20-27 señalándose la camiseta y tocándose la oreja derecha. Si quería ruido, lo consiguió. Cambage terminó de meter a la afición en el partido y España aprovechó su ausencia para empatar (30-30) después de dos triples mágicos de Alba Torrens que pusieron la piel de gallina. Una canasta al límite de esa clutch player que es Anna Cruz puso a España, en estado máximo de calentura, por delante al borde del descanso confirmando una primera remontada épica (35-34).

La segunda parte empezó con Cambage en el centro del escenario, centro de iras de la afición por sus feos gestos en el banquillo. Tenerife le pitaba hasta los tiros del calentamiento en un intento de sacarla del partido… Mondelo puso más madera: Ouviña&Casas, titulares. España perdió algo de ‘flow’ pero supo mantener el partido igualado. Su problema eran las faltas. En el minuto 27, y con 46-46, Laura Gil, Nicholls y Ndour tenían cuatro faltas personales pero, cosas increíbles del baloncesto, España volteó esa situación límite, Bea Sánchez le sacó la tercera a Cambage y acabó el cuarto con Laia Palau metiendo un triple magistral (58-50). Pero en dos minutos esa diferencia se había esfumado (58-59).

Llegó el momento del parte de bajas. Ndour se fue con cinco faltas a 6.35 del final y Nicholls, a 3:44. A todo esto, Cambage había cometido la cuarta a 4:46 y el partido avanzó hacia un final dramático pero el apagón ofensivo de España desde el 61-61 contrastó con la luz de la incontenible Cambage. Ella se llevó las iras del público, pero también el trofeo a mejor jugadora del partido. El volcán Cambage apartó a España de su sueño mundialista pero nunca la sacará de los corazones de la gente de Tenerife.