Laura Nicholls: “He engordado seis kilos para el Mundial”
Curtida a base de golpes cuando con 14 años llegó a la Blume de Barcelona, dice que ve “derrota” en el término conformarse. Por eso no renuncia a nada en el Mundial.
En su hoja de ruta del Mundial aparecen Meesseman, Gruda, Griner, Delle Done. ¿Da miedo?
Miedo nunca. El miedo te hace estar alerta. Diría respeto. Hay que ser conscientes de que son grandes rivales pero como yo digo, aunque la gente se ría, yo soy cántabra. Y sigo el ejemplo de Corocotta. Cuando los romanos estaban invadiendo Cantabria, había una recompensa por su cabeza y él mismo vivo se presentó y pidió su recompensa. Pues yo igual. Son jugadoras muy físicas pero no hay que tenerles miedo. También tendré yo mis ventajas, supongo… Pero parece que conforme van pasando partidos son más altas. Hasta llegar a Griner… He jugado contra todas. Tienen mucho nivel. Para mí la más difícil de defender es Gruda. La más completa y con más experiencia.
Lleva jugando a baloncesto desde los 14 años…
Antes. A los 14 años entré en el Centro de Alto Rendimiento y entrenaba cuatro horas al día. Pero creo que empecé a jugar con diez años.
¿Se ha parado a pensar en las horas que le ha echado al baloncesto estos 19 años?
Creo que es algo que no se cuenta porque te gusta, pero llevo entre muchas y demasiadas horas jugando al baloncesto. ¿Sabes dónde lo noto? En el cuerpo. Muchas veces digo: jolín, estoy mayor. Hay gente de 70 años que me dice: ¡pero si estás hecha una chavala! Y yo les digo: a ver, ¿tú sabes los saltos, golpes y kilómetros que lleva mi cuerpo encima? Es donde más se nota. En esas dolencias que yo pensé que nunca me llegarían a mí… A los 14 años ya entrenaba de siete a nueve de la mañana y de cuatro y media a seis y media. El cuerpo humano es como un coche. Los kilómetros se notan.
Usted dice que no sabía que se iba a dedicar profesionalmente al baloncesto pero a los 14 años estaba en un CAR. Alguna perspectiva tendría.
Mira. Yo he sido una niña muy inquieta. Empecé a jugar al baloncesto porque en mi casa no me aguantaban. Soy hiperactiva. No sé estar quieta. Me gustaba estar con gente, hacer equipo. Y me dijeron: oye Laura que te quieren en el siglo XXI. No tenía ni idea de qué era eso. Y me contaron: te puedes ir a vivir a Barcelona y vas a vivir con otras compañeras. Yo ahí no me planteaba si iba a llegar o no. Simplemente tenía 14 años y yo me lo planteé como un sitio para jugar a baloncesto, no como proyección que podría tener ni dónde podría llegar. Simplemente hacía algo que me gustaba. Rendirme nunca ha estado en mis planes y esa ha sido mi actitud. Una persona puede tener diferentes maneras de ser. Puedes ponerte una meta o competir contra ti misma. Yo he intentado ser lo mejor que podía cada día.
¿Cómo es irse con 14 años a la Blume desde Cantabria? Hay muchos ejemplos para bien…, y para mal. Cada uno tiene su historia, ¿cómo fue la suya?
Es duro. A ver, también depende de la personalidad que tengas. Yo era una niña muy introvertida, que le gustaba estar sola o a su ritmo. Tengo una forma de ver las cosas diferente y fue un gran shock tener que vivir con 12 personas y unas normas impuestas a rajatabla. A mí hasta entonces nadie me había impuesto nada. Cuando me pusieron unas normas, digamos, exageradas, pues me cortocircuité. Y además llegas a un mundo competitivo. Yo pensé que allí iba a meter canastas pero hay gente que no quieres que le pises ese hueco que se está haciendo. Sentí el rechazo de algunas, vi la competitividad llevada al extremo. Y yo tenía 14 años y la de 18, 18. Y me acuerdo que en mi primer año me subían con las de último año y no les hacía ni gracia. Recuerdo entrenamientos sangrando, con golpes. Yo nunca he querido quitarle el puesto a nadie ni pisotearle. Si juego es porque lo merezco. Y lo pasé muy mal. Y entrenar a las siete de la mañana…, a veces no sabía ni dónde estaba al aro o me quedaba dormida estirando… No sé si repetiría la experiencia, supongo que no. Pero también curtes el carácter. Como aprendizaje de vida te viene bien.
¿Conserva a alguien de esa época?
Pues empecé allí con Alba Torrens, ¿qué te parece? Llevo jugando con Alba más de media vida. Desde los 13 años. También conservo a mi compañera de habitación, Claudia Reyes. No se dedica a esto pero te quedas con gente, recuerdos.
También se verá a gente caer.
Todos no pueden llegar porque los equipos tendrían 200 jugadoras. Más que caer, al final todo el mundo ni quiere estar ni está hecho para estar ahí. Hay una criba que pone cada uno en su lugar. Compañeras que había allí son ahora doctoras, psiquiatras. Al final, han triunfado pero en otra rama.
Me hablaba de cómo se notan los golpes. ¿Con los años ha extremado sus cuidados en el peso, la alimentación, etcétera?
Por ejemplo lo que más intento en los Mundiales es tener más kilos porque las jugadoras son más físicas. Aquí se necesitan kilos y más con la ausencia de Sancho (Lyttle). Por ejemplo ahora estoy en seis kilos más que en temporada. Pero no es sobrepeso, he intentado que pase este verano.
¿Cómo se cogen seis kilos en un verano?
Pues entrenando todos los días del Señor… Cogí un entrenador personal y todos los días entrenaba con él. No sé cómo ha tenido la paciencia de aguantarme… Incluso estando ocn la familia, la pareja…, seguía entrenando. Es un proceso largo.
¿Se come más?
Sí, sí. Tienes que meter más calorías al cuerpo. También en otros equipos hay que afinarse. Pero veo mi cuerpo de un mes a otro cómo va cambiando. Yo me amoldo a mi necesidad. Si juego de cuatro o cinco. A la Copa de la Reina llegué con 82 kilos y me movían por todas partes…
¿Qué se siente al ver tanta gente ahora alrededor de la Selección: orgullo, responsabilidad?
Lo siento, ni orgullo ni responsabilidad. Es una herramienta muy bonita que os acerquéis, que nos preguntéis. Es cierto que cuando se nos ve en la televisión mucha gente se queda con el gusanillo de saber cómo somos. Y somos personas, de a pie. Y mucha gente cuando nos escucha, se ve reflejada en nosotras. Muchas veces te están tocando y alguna se pone a llorar. Cuando los medios nos dais más bola, lo agradecemos. La gente joven ve que si lo hemos conseguido, ellas también puede ser una Marta Xargay o una Alba Torrens.
Laia Palau dijo: nos hemos merecido jugar un Mundial en casa. Nos lo hemos ganado. ¿Está de acuerdo?
Sí es cierto. A ver, merecer… No sé. Si no lo hubiésemos tenido tampoco me hubiera enfadado pero sí es cierto que nos ha hecho un regalazo. Nos merecemos un Mundial en casa pero sobre todo la gente se merece tener la oportunidad de vernos y sentir el juego y apoyarnos.
¿Se considera una líder?
No soy de poner etiquetas o de considerarme nada. Uno no debe decir si es un líder. Es un cartel que te tiene que poner otro.
Pero imagino que eso se siente…
¿Sí? No sé. Siento que mis compañeras pueden contar conmigo antes que pensar en mí. No sabría decirle las características exactas de un líder. Y si algún día serlo o si lo soy…, no me preocupa. A mí me gusta ayudar a un grupo. Sé que a veces me equivoco pero intento dar ejemplo y, más que ser líder, ser buena persona.
Nunca ha jugado en la WNBA. ¿Ha sido una cuestión de ofertas o personal?
Nunca me ha atraído la idea de Estados Unidos, no sé por qué. Así como ha habido sitios a los que he querido ir, Italia, Turquía, Polonia, de momento no he querido ir allí. Igual cambio y mañana me levanto y digo que quiero jugar en Estados Unidos aunque no creo porque no soy tan impulsiva. Pero nunca me ha llamado la atención o no he visto tan oportuno.
¿Y cuando sus compañeras le cuentan la experiencia?
No me da envidia, qué va. Además, ninguna. No sé. Lo veo, póngalo entre comillas por favor, muy bomba de humo, muy de película, muy exagerado todo. Además, en Estados Unidos es todo muy individualista… No me llama la atención. Alguna vez me lo he planteado, sobre todo por hacer feliz a mi entorno. Mucha gente me dice: va Laura. A mi abuelo le haría ilusión pero luego sé que iban a estar sufriendo porque verían que no disfrutaría de eso.
¿No ha tenido grandes referentes durante su carrera?
Cada persona es diferente. Se puede observar y es latente. Cada persona tiene una esencia y cuando alguien se fija en un referente... Si yo hubiese dicho: quiero ser Amaya Valdemoro. Por mi carácter no hubiese podido llegar ahí. Y hubiera dejado mi esencia para ser otra persona. Puedo tener la ambición de intentar ser competitiva como alguien pero uno tiene que potenciar su yo y hasta donde le llegue. Lo digo cuando doy charlas en los colegias. Les digo a los niños que no tienen por qué ser Cristiano Ronaldo o Messi, que tienen que ser ellos mismos. Si no, a veces los niños se ponen tristes porque se ponen unas expectativas altas.
Ha jugado en innumerables sitios y equipos. ¿Siente el desarraigo o fue capaz de mantener su base en Santander?
Lo sientes más en la adolescencia. A los 18 años, tu primer coche… Pero las raíces de mi árbol siempre han estado en Cantabria. Allí he estado muy arropada y aunque no parece, soy muy cercano. Tengo a mis mejores amigos aún. Desde que tenía dos años mantengo a mis dos mejores amigos. Es mi punto de partida Cantabria y no sé si de vuelta.
¿Con qué se conformaría en este Mundial?
Veo derrota en la palabra conformarse. Puedes decir quiero el oro pero me conformo con el bronce… No sé. Lo que se merece esta selección es competir bien. Sea caigamos en cuartos, semifinales o final, un equipo tiene que ser consecuente con el trabajo que haga. Hemos tenido piedrecillas en la preparación, cosas que no estaban en nuestro plan. Lo que no me perdonaría es que pase algo o que perdamos y que piense que lo podíamos haber hecho mejor. Esa es la sensación más amarga que se le queda a una persona. Me conformaría con competir a nuestro nivel. Da igual dónde nos lleve.
Si llevan tantos años ganando es que ese vestuario funciona. ¿Cuál es la virtud que debe tener un vestuario para funcionar?
Para que un vestuario funcione bien tiene que estar formado por personas. Parece simple. Qué respuesta es esta, dirás .Por buena gente. Que piense qué puede hacer por el equipo y no qué puede hacer el equipo por ella. Es una de las claves de éxito y el entrenador la ha encontrado. Somos una familia.
Las dos últimas. ¿Ha hecho alguna promesa?
Promesa no he hecho ninguna. Me piden que me rape el pelo si ganamos el oro pero no. Antes me pongo rubia. Promesas, ninguna.
¿Tiene alguna superstición?
Estreno calcetines en cada partido de la Selección. Vaya tontería, ¿no? Desde que empecé en 2008. Puede ponerse a sumar. Si llevo 168 partidos… Cada partido con la Selección es nuevo y tiene algo diferente. Ojalá lo hubiera. Es una excentricidad y me gusta y punto, sí. Lo siento.