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NBA

"El 40% de los jugadores de la NBA sufre problemas mentales"

Tras los casos de Love y DeRozan, que han reconocido ataques de pánico y ansiedad, John Lucas II habla sin tapujos de un problema existente en la NBA.

"El 40% de los jugadores de la NBA sufre problemas mentales"

Hace unos meses, Kevin Love se sinceró en un artículo de The Player's Tribune en el que reconocía que había sufrido un ataque de pánico en un partido: "Acabé tirado en el suelo del vestuario boca arriba, tratando de tener suficiente aire para respirar. Lo siguiente fue la visión borrosa antes de que alguien de los Cavaliers me llevó a una clínica".

Jahlil Okafor ha reconocido que sufre ansiedad porque no ha terminado de triunfar en la NBA y DeMar DeRozan reconoce que lleva años luchando contra la depresión: "La gente no entiende por qué estás deprimido si puedes comprar lo que quieras. Ojalá todo el mundo fuera rico para darse cuenta de que el dinero no lo es todo".

John Lucas II, asistente de los Rockets y exjugador, habló también sobre su experiencia personal. Estuvo enganchado a las drogas y al alcohol y cree que los problemas de salud mental no son ajenos a la NBA. "Kevin Love no está solo. Más del 40% de los jugadores de la NBA tiene problemas de este tipo, pero menos del 5% han buscado ayuda profesional. Y no estoy exagerando".

El exjugador, que ahora tiene un programa de bienestar para deportistas, cree que estos problemas pueden conducir directamente al abuso de alcohol y drogas, como le pasó a él. "Es una epidemia en nuestra liga. Estoy hablando de todo, de trastorno de déficit de atención, bipolaridad, ansiedad, depresión...".

William D. Parham, director del Departamento de Salud mental y bienestar de la asociación de jugadores, cree que la cifra que da Lucas es bastante realista. El sindicato de jugadores, preocupado porque casos como el de Kevin Love y DeMar DeRozan estaban siendo más frecuentes, decidió hace unos meses contratar a este prestigioso doctor para ayudar a los jugadores. Además, convencieron a la NBA para que diera prioridad a una política integral de salud mental.

John Lucas cree que pocos jugadores piden ayuda por el estigma social que llevan asociados los problemas de salud mental; de ahí que muchos jugadores lo sufran en silencio. Aunque el sindicato siempre ha insistido en que el tratamiento debe ser confidencial, algunas franquicias presionan para tener acceso a los historiales de sus jugadores; algo que estos no van a consentir. "Eso no es negociable. Sin confidencialidad no me hubiera sentido lo suficientemente cómodo para anunciar que estaba buscando tratamiento", reconocía Love a Jackie Macmullan en ESPN. "Tengo ansiedad, pero también provengo de una familia con antecedentes de depresión. Todo esto no debería ser un tabú, pero lo es".

Macmullan cuenta en este serial sobre los problemas mentales que en muchas franquicias son conscientes de que algunos jugadores necesitan ayuda. "Tengo tres jugadores con problemas y dos se medican. Algunos días están bien, otro no tanto. Intento ser comprensivo con ellos, pero no soy médico ni psiquiatra, y algunas veces me lo piden", le contaba un entrenador de la Conferencia Este. "Muchos de estos chicos no se dan cuenta de lo mal que están hasta que es demasiado tarde. Podemos ofrecerles todo lo que necesitan, pero si no quieren, no podemos ayudarlos", dice Danny Ainge, general manager de los Celtics.

Paul Pierce: "Luché un año contra la depresión"

En septiembre del 2000 Paul Pierce fue apuñalado en el Buzz Club de Boston. Se recuperó a tiempo para disputar la temporada, pero el suceso le dejó muchas heridas emocionales. "Me apuñalaron 11 veces. Me sentía atrapado, no podía ir a ninguna parte. Luché contra la depresión durante un año y lo único que me salvó fue el baloncesto", cuenta Pierce a ESPN.

Pierce reconoce que se encontraba muy nervioso, que no podía dormir. Los Celtics le aconsejaron que buscara ayuda, pero él quería resolverlo solo. "Estaba realmente paranoico. Tuve a la policía frente a mi casa durante meses. No podía estar cerca de multitudes y si alguien se chocaba contra mí me asustaba".

Echando la vista atrás, Pierce cree que debería haber escuchado a su equipo y haber buscado ayuda mucho antes. "Me estaba comiendo vivo por dentro y cuando finalmente comencé a hablar con un familiar, me ayudó mucho".