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La lesión más terrible de todas llevó a Cousins a los Warriors

La "política anti Cousins" de algunas franquicias no influyó tanto como una lesión como historial en jugadores grandes resulta demoledor.

La lesión más terrible de todas llevó a Cousins a los Warriors
ROB CARRAFP

Puede que DeMarcus Cousins gane con los Warriors su primer anillo. Desde luego, y salvo cataclismo imposible, acabará con la etiqueta de “el mejor jugador de la historia sin un solo partido de playoffs disputado”. En primavera los Pelicans se clasificaron pese a su grave lesión en el tendón de Aquiles. Llegaron a segunda ronda, de hecho... pero con DMC en el banquillo y vestido de calle.

El timing no pudo ser peor para un DeMarcus que, cuando se lesionó el 26 de enero, estaba jugando a un nivel excelente en unos Pelicans que habían hecho click (llevaban 8 victorias en 10 partidos), y en los que la química entre él y Anthony Davis comenzaba a ser innegable. En 48 partidos, DeMarcus promedió 25,2 puntos, 12,9 rebotes, 5,4 asistencias, 1,6 robos y 1,6 tapones.

DeMarcus ha sido cuatro veces all star y ha estado dos en el Segundo Mejor Quinteto de la NBA. Es campeón olímpico y del mundo, uno de los mejores pívots de la NBA (se puede discutir si el mejor cuando está en plenitud) e iba a firmar este verano, antes de su lesión, un contrato máximo por más de 133 millones. Ya una bajada sustanciosa con respecto a los 209 con un año más (cinco por cuatro) que podría haber firmado en los Kings antes de su traspaso a los Pelicans. Pero ha acabado firmando 5,3 de una midlevel baja (la de los equipos que pagan impuesto de lujo) para terminar de recuperarse y remozar su carrera en los Warriors, donde a nada que las cosas vayan bien podrá llevarse su anillo de campeón antes de replantearse su futuro el próximo verano. En cuanto se supo que apenas tenía mercado y que no había ofertas ni muy largas en años ni altísimas en millones, prefirió perder unos pocos e ir a la Bahía. Allí no tendrá presión (hay unas cuantas estrellas allí que tiran del equipo) y podrá probar que no es un activo tóxico para un proyecto ganador.

Porque ese es uno de los problemas con los que se ha encontrado. Su carácter ha puesto en duda su capacidad para ser un referente de un equipo ganador. Y de hecho en las últimas horas se filtró que algunos equipos tenían una “política anti Cousins, un problema al que se sumaba el principal: su lesión. Porque por mucho que su comportamiento y sus motivaciones hayan dado que hablar desde que aterrizó a la NBA en 2010, tiene el suficiente talento para que algún equipo hubiera apostado por él. Para que varios hubieran pujado garantizándole el máximo, en realidad. Pero la lesión...

La lesión es otra cosa. Porque DeMarcus no ha tenido una cualquiera sino la terrible fractura del tendón de Aquiles, especialmente peligrosa para jugadores exactamente como él: pívots muy grandes (2,11 y 122 kilos). De hecho, la historia dice que esta es la peor lesión para un jugador de baloncesto, peor incluso que las roturas de ligamento cruzado de rodilla. Tal y como recordaba SB Nation cuando DeMarcus se lesionó, un estudio médico realizado en 2013 analizó los 18 casos de rotura de tendón de Aquiles que había habido en la NBA entre 1988 y 2011. De ellos, siete nunca volvieron a jugar en la liga. Y los once que volvieron se perdieron en sus dos primeros años una media de 56 partidos y vieron bajar sus cifras de eficiencia (PER).

Otro estudio, este de CBS, se centró en los 14 casos que había habido desde 1992 de jugadores que regresaron tras esta lesión: todos jugaron menos minutos y empeoraron sus cifras en tiros de campo y triples. El último en volver de este problema ha sido Rudy Gay. Se lesionó con 30 años, en enero de 2017 con los Kings y volvió, ya con los Spurs, en el primer partido de la siguiente temporada (los tiempos de recuperación se han acortado en algunos casos según ha mejorado la tecnología) y estuvo en su mínima de minutos (21) y su anotación más baja 11,5) si se aparta su año rookie. Jugó 57 partidos de los 82 de la Regular Season.

Otro que, como Gay, demuestra que las recuperaciones han empezado a ser más rápidas y exitosas (un marco de 6-9 meses a diferencia del anterior de 9-12), es Wesley Matthews, que se lesionó (marzo de 2015) con 28 años y con los Blazers y estaba listo para el primer partido de la temporada 2015-16, con la camiseta de los Mavericks. Su rendimiento no ha sido el mismo que antes de la lesión.

Otros que han tenido este problema en el tendón de Aquiles son Brandon Jennings, Dominique Wilkins... y Kobe Bryant, claro, que jugó tres temporadas después de su lesión (marzo de 2013, 34 años) en las que jugó 5, 35 y 66 partidos en los que solo promedió, en total, 19 puntos con un 37% en tiros.

Si se mira a los pívots que la han sufrido desde 2010, Anderson Varejao (tenía 32 años) nunca volvió a jugar a su mejor nivel (67 partidos en dos temporadas). Lo mismo se puede decir de Mehmet Okur, que se rompió con 30 años y solo jugó 30 partidos en dos campañas después de volver. Y en 2007, Elton Brand reconoció que nunca pudo vovler a sentirse igual en pista: “Perdí la explosividad, nunca la recuperé del todo. Tuve que cambiar mi mentalidad, adaptarme”.