El Madrid con Laso no falla: siete de siete en finales ligueras

El Madrid se encuentra pese a la exigencia del playoff en una etapa valle, entre la gran cumbre de la Euroliga y la que queda por venir en la ACB, donde tendrá que repuntar de nuevo para abrazarse al título. Pero eso será la semana que viene, ahora puede tomarse un respiro antes de la última acometida, prepararla bien y contemplar sin regodearse el camino andado. Que al Real le quede margen de mejora no quita mérito al Herbalife Gran Canaria, que se ha quedado lejos de repetir proeza (3-0 al final), pero que compitió como un jabato ya con el billete a la Euroliga bajo el brazo.

Séptima final de Liga seguida para los blancos, que con Laso en el banquillo no han faltado a ninguna. Dirán que es normal; pero no, no lo es. Desde que hay eliminatorias (1983-84), y por tanto finales, el Madrid no había encadenado más de tres consecutivas. Lo hizo entre 1984 y 86 con Corbalán, Martín, Romay y compañía. Y entre 1992 y 94 (Sabonis). Más allá, nada. En la pasada década, por ejemplo, no pasó de los cuartos de final cinco veces. Así que, siete de siete, ¡guau...!

El inicio recordó al segundo duelo, ritmo frenético, baloncesto ofensivo y físico, con piques y acierto elevado, aunque esta vez el Granca reboteaba mejor y limitaba algo su caudal de pérdidas. Del 52-50 del martes al empate a 50 esta vez, con los veteranos dando un pasito al frente. Llull y Rudy tiraban del carro y agrupaban 23 puntos frente a Oliver y Báez (21). Carroll había cometido dos faltas exprés y una técnica. Frustrado, pitado incluso por su antigua afición, respiró profundo en el vestuario y encauzó su rabia, solo el aro y él: 13 tantos en siete minutos. El Madrid cogió vuelo a ritmo de cien (65-75, min. 28) y el Herbalife ya no le echó el lazo pese a las embestidas de Báez. Y no pudo por la entrega y el talento de jugadores como Rudy, fantástico. Firmó 21 puntos dos años exactos después.

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