El Madrid salva la trampa del playoff y sigue de fiesta
Los blancos ofrecieron la Euroliga a su afición antes de celebrar junto al equipo de fútbol el doblete. Destacaron Reyes y Carroll. Thompkins y Causeur, ausentes.
El Real Madrid salvó el estreno del playoff, “uno de los partidos más difíciles del año”, en opinión de Laso. Y lo hizo con responsabilidad y algún trompicón en un ambiente de euforia. Vadeó el obstáculo con la veteranía y eficacia de Reyes y de Carroll, los destellos de Doncic y Llull, los rebotes de Randolph, la intimidación de Tavares, la labor de Taylor... Un triunfo sobrio en el que nadie se excedió en virtudes, pero todos sumaron a la causa.
Si había un partido trampa para el gran dominador de la fase regular, era este. Cepo a la vista, pero cepo a fin de cuentas. Desde hace justo diez años el Madrid tiene una alarma que le avisa de la situación siempre que se enfrenta al octavo en el playoff de cuartos al mejor de tres duelos. Le salta la notificación desde que el Unicaja de Scariolo le tumbara en 2008. Entonces batía récords con Plaza al frente y en 48 horas pasó de líder intocable a coger vacaciones forzosas por adelantado.
La advertencia esta vez era doble, incluso triple, porque a la celebración de la Décima y al doblete junto al equipo de fútbol se añadían las bajas de Thompkins y la de Causeur de última hora (fiebre y gastroenteritis). El Madrid le ofreció el trofeo de la Euroliga a su gente y acto seguido nos dejó claro que los avisos funcionan. Se puso en modo torrente para alzar el telón del playoff: tres triples y 11-0 de salida, pero el Iberostar Tenerife, con San Miguel ausente, articuló respuesta: 0-9.
Sin Tavares en cancha, Tobey hacía daño a Ayón. Por tamaño, aunque también por movilidad. El Real, sin embargo, tenía el punto de mira calibrado y Doncic y Randolph añadían otras dos dianas de larga distancia. Cinco triples de once intentos en el primer cuarto frente a un exiguo 3 de 6 de dos. Los de Laso encadenaban aciertos y errores, alguna pérdida de más (17 al final), pero siempre había alguien que hacía avanzar al equipo.
El latigazo de Carroll
Carroll empujó en el segundo cuarto (12 tantos entonces con solo un triple) junto a la intimidación de Tavares (42-33 al descanso), luego Reyes ejerció de martillo pilón (14 de valoración en el tercer periodo) y en el último acto dos triplazos made in Llull parecían soltar amarras. Vasileiadis y los suyos las agarraron al vuelo para mantener al Iberostar en el partido. Atrás quedaban el 40-27 y el 64-50.
Aguantaron los de Katsikaris pese a su flojo día en el tiro: 6 de 22 de tres. Lo lograron como bloque, con otra arremetida de un Tobey (21 puntos) bien sincronizado con Abromaitis (15, pero 1 de 6 en triples). Y lo lograron con su defensa y sus 18 pases de canasta. Era el día marcado en rojo, el de la trampa a plena luz, pero no pudieron. Les faltó pegada y les faltó rebote (35 por 48 del rival, once de Randolph). El Madrid saltó el cepo al grito de "¡campeones, campeones…!" de su hinchada y con las piernas de Taylor, que apuntilló con un mate (81-70 a falta de un minuto) para desatar aún más los cánticos.