¿Golpe definitivo? Mitchell no pudo con la pareja Paul-Harden
Los Rockets fueron superiores de principio a fin y en los dos lados de la cancha. Solo la 'salsa' del novato puso en algún apuro a la defensa visitante.
Compitieron, que no es poco. Pero no les da... Aún sin Ricky Rubio, con restricción de minutos para Favors y una nueva lesión clave (Dante Exum), los Jazz dejaron el pabellón tras el cuarto partido de la serie con un 3-1 en contra que se hace muy cuesta arriba... Los Rockets ganaron 'fácil' por segundo encuentro consecutivo (sin forzar...) y han estado un total de 40 segundos por detrás en el marcador en los dos partidos disputados en Salt Lake City. Sencillamente superiores.
Llevamos todo la temporada hablando del ataque histórico de estos Rockets y del año de MVP que ha cuajado James Harden. Y estoy más que de acuerdo con ambas conversaciones. Es más, alguna que otra vez las he arrancado. Pero si tuviera que poner el dedo sobre la parte más impresionante de este equipo seguramente lo pondría sobre su evolución defensiva. Así ganaron en Utah, durmiendo el partido a base de bote bajo y arrancada con dos de los jugadores más difíciles de frenar del planeta y cerrando puertas en el otro lado, ahogando a un ataque que no va precisamente sobrado de desequilibrio individual. Los fichajes, los cambios constantes entre grandes defensores individuales que evitan ventajas, la evolución de Capela como protector móvil de aro... Los Rockets defienden entre bien y muy bien con Harden sobre la cancha y, además, siempre tienen la bala de los quintetos sin La Barba. Menos productivos en ataque (unos siete puntos de diferencia por 100 posesiones), pero una pesadilla en defensa.
En ataque, los Rockets se dedicaron a lo suyo. Evitar en la medida de lo posible errores tontos y lo demás llegará. En el primer cuarto fue Harden quien jugó con la defensa local desde el pick&roll en la parte alta de la cabeza, y después llegó el mejor Chris Paul. El base, que está a un triunfo de sus primeras finales de conferencia (es el jugador con más partidos de playoffs sin final de conferencia de la historia) nos dejó uno de esos encuentros en los que parece que lleva dentro un reloj de arena. Escurridizo en ataque pero midiendo siempre los tiempos, Paul dio una auténtica exhibición en el lanzamiento de media distancia. Bandejas para él, como dice siempre que le preguntan por ese tiro. Y además puso orden en defensa. La grandeza de la pareja Harden+Paul también reside en sus diferencias: ambos encaran, duermen, eligen lado, bloqueo o aclarado. Pero finalizan de manera completamente diferente, lo que dificulta más si cabe el trabajo defensivo tanto de preparación como de ejecución. Harden finaliza en el aro, tiene la bomba desde la izquierda y el triple tras paso atrás. Paul te pone en su espalda y mide distancias con el pívot obligado a la ayuda hasta que decide, porque siempre decide él, cuando te mata... Y se turnan... Un martirio para cualquier defensa, para cualquier pívot. ¿Salgo o no salgo? ¿Y cuánto salgo?
Harden y Paul, que han ganado 48 de los 53 partidos que han disputado juntos (!!!), anotaron 51 de los 100 puntos de los Rockets y, pese a su 2/13 en triples combinado, fueron una pesadilla para unos Jazz que ni pudieron frenar a la pareja en defensa ni aprovechar sus errores en ataque (les faltan puntos y desequilibrio). Solo Dante Exum con su velocidad en el primer cuarto y algún rato espectacular de Donovan Mitchell (25 puntos) fueron un problema para la defensa visitante. El novato, que saltó por encima los 2,10 largos de Capela en una de las jugadas curiosas de la madrugada, dejó una serie de finalizaciones maravillosas en un tramo. Cambios de dirección impresionantes y sus ya típicos giros en diagonal que arrancan en el lado derecho y acaban en la parte izquierda del aro. Solo, pero con ganas de comerse el mundo. Y lo que le gusta competir a este novato...
Para acabar, la exhibición en propio aro de Capela (seis tapones, cinco en el último cuarto), que se merendó a Towns y se está comiendo a Gobert. Y el completamente merecido pero doloroso 3-1 de los Rockets que, ahora sí, parecen claramente a otro nivel, en otra liga.