Nunca, en las 31 jornadas que llevamos de Liga Endesa, el Movistar Estudiantes se había encontrado tan cerca del playoff por el título: está solo a un triunfo de una frontera que no atraviesa desde 2010 y que el Iberostar Tenerife, su víctima este domingo, defenderá con uñas y dientes en los tres encuentros que restan. Y está ahí, lo tiene tan a mano por acumular seis victorias en los últimos ocho partidos. Por no temblar cuando el rival devora grandes ventajas (en cuarto y medio, los canarios dejaron en nada una renta de +15) y por no entrar en pánico en los instantes finales. Detalles que antes eran incontrolables, ciclotímicos, desesperantes. Vicios que ahora han virado en virtudes y que desprenden esperanza en una afición colegial que no veía 15 victorias de los suyos desde 2013. Puede quedar en nada... pero menos da una piedra, la verdad. Disfruten mientras puedan de la película.

Con un sorprendente control del rebote de inicio (8 ofensivos en el primer cuarto) y un 50% desde el triple, los madrileños avanzaron de salida y no miraron atrás. Solo con el 0-2 estuvieron por detrás en el marcador. Suton y Brown lanzaron las primeras andanadas (22-13, min. 5). Únicamente Akognon daba la cara por un Katsikaris que probó con todo en su pintura: en diez minutos pasaron por la pasarela Abromaitis, Tobey, Vázquez y el debutante Odiase. Agua.

La entrada de Beirán dio aire a unos canarios que pasaron su peor momento en los cinco minutos iniciales del segundo cuarto: parcial 12-6 (9-0 seguido) con Hakanson dirigiendo, Brizuela de malabarista (12 puntos en diez minutos), Vicedo y Caner-Medley turnándose con la ropa sucia y Arteaga rebañándolo todo. 40-25. +15. Máxima ventaja colegial del partido. Hay mucha sincronía en este quinteto.

Y cuando todo eran rosas, las espinas. El Iberostar cubrió lo mejor que tiene (Ponitka) con grandes ingredientes (el eterno Vasileiadis, la dureza de Tobey...) para ir, con paso de hormiga, recortando en el marcador. Un parcial 5-10 por aquí. Otro 6-11 por allá y empate tras triple de Vasileiadis (59-59, min. 24). En ese instante, entre barro, alambres y una atmósfera soporífera, los isleños pudieron escalar un poco más, pero no pudieron. El rejuvenecido Nik Caner-Medley (13 puntos y 16 de valoración) se mostró versátil arriba y abajo (su habilidad para seguir a cualquier par es clave) y los suyos llegaron 7 arriba al cerrar el tercer cuarto. En el último, dos grandes minutos abiertos por un triple de Hakanson, una canasta de globetrotter incluida de Landesberg y clausurados por un alley-oop de Arteaga, acabaron con las dudas (93-79) a pesar del último arreón de los fanáticos de Katsikaris.