Carroll y Llull le dan la vuelta al partido más raro del año
El Madrid perdía 2-14 y 12-22 con solo cinco jugadores en el banquillo y seis ausentes. ‘Boom Boom’ y ‘El Increíble’ respondieron con un parcial de 31-7. Numerazos de Tavares.
Hay partidos extraños y luego encontramos el de este domingo, situado entre los siguientes en el escalafón de duelos insólitos, por su rareza, claro. Para empezar, ni el Madrid ni el Delteco Gipuzkoa se jugaban nada, ni tampoco el resultado afectaba a otros. A la falta de un acicate colectivo se unió la ausencia de obligación moral con terceros. Añadan una lista amplia de problemas físicos en ambos bandos. El GBC llegaba con varios tocados y sin su estrella, Henk Norel. El Real mostraba una panorámica de su banquillo atípica pese a que llueve sobre mojado en la temporada más dura en cuanto a lesiones de la era Laso. Su plantilla de 16 (hasta el adiós de Maciulis eran 17) se repartía así: cinco en pista, cinco en el banco vestidos de corto entre sillas vacías y otros seis de calle. Las bajas eran Doncic (molestias en un pie), Taylor (sobrecarga en una pierna), Randolph (aductores), Campazzo (artroscopia de rodilla), Thompkins (no inscrito) y Kuzmic (ligamento cruzado, KO todo el curso).
Laso optó por un quinteto inédito, Randle, Causeur, Yusta, Radoncic y Tavares. No fue el cinco inicial en sí el que provocó la zozobra, sino su sincronía, la falta de ella más bien. A los tres minutos y medio iban 0-9; a los 5:30, 2-14. Entraba Carroll por Causeur y más tarde Rudy por Yusta. Al final del primer cuarto, 12-22. El Madrid solo sumaba por las arremetidas individuales de Randle y la superioridad de Tavares. Nada más. Sus ocho pérdidas le condenaban y los cuatro triples del Delteco (dos de Chery) daban alas a los donostiarras. Tan extraño todo que los de Fisac dejaron encajados dos balones entre el aro y el tablero en solo medio cuarto.
Pues bien, en un día tan especial, el Madrid decidió que tampoco esta vez podía perder y se llevó el duelo, lo rompió en los siguientes nueve minutos, antes incluso del descanso. Para continuar así dándole vueltas a la Final Four, aunque ahora ya con los deberes hechos, esos que nadie le iba a pedir.
¿Y cómo lo hizo? Aquí la respuesta fue más clásica. Recurrió a una de sus rachas, a Jaycee Carroll y Sergi Llull (13 puntos uno y 11 el otro en el segundo cuarto, tres triples por barba). Un latigazo incontestable. Les arropaban Ayón, Reyes y Rudy. Volvió la sinergia, se reconoció el Madrid. A los seis minutos el parcial gritaba 20-3 (diez de Carroll) y luego 26-5 y más tarde 31-7: 43-29 en el marcador (la máxima, 76-53). Exhibición de pegada, la de Boom Boom. Y la de El Increíble, que remató la demostración en el cuarto final (18 tantos en 15:42). Ovación para ambos. Un entrenamiento con público y árbitros, una mañana diferente con Tavares a lo suyo: 19 puntos, 5 tapones oficiales (la estadística le birló al menos dos) y 24 de valoración. El Madrid sigue igual de líder y no suma nuevos lesionados. Una mañana perfecta.