NBA | PLAYOFFS 2018

¿Este año sí? Los Raptors y una oportunidad única ante LeBron

Agotado tras la primera ronda y peor acompañado que nunca, LeBron aparece como una bestia negra de los Raptors mucho más a tiro esta vez.
Final en vivo: Cavs vs Celtics, juego 7

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¿Este año sí? Los Raptors y una oportunidad única ante LeBron
Vaughn Ridley AFP

Este es el año en el que los Raptors van a ganar a los Cavaliers.

Este casi, casi seguro es el año en el que los Raptors van a ganar a los Cavaliers.

Este es el año en el que los Raptors deberían ganar a los Cavaliers.

Este es el año en el que más probable es que los Raptors ganen a los Cavaliers.

Este año… ay.

Los Raptors hicieron algo poco habitual pero modélico el pasado verano: huyendo de las revoluciones en caliente, decidieron transformarse desde dentro y sin dejar de confiar en Dwane Casey, que en seis de sus siete temporadas ha ganado más partidos que en la anterior. El cacareado culture reset, un cambio de tercio intentarlo antes de sucumbir a LeBron James, la parca del Este: lo que les pasó a muchos otros en sus finales (Pistons, Celtics) o principios (Pacers, Hawks…). Objetivo logrado: los Raptors fueron un equipo muy distinto. Cambio de estilo, récord de victorias (59) y ventaja de campo en todo el Este. Y ahora, los Cavaliers. LeBron. Por tercera temporada consecutiva. La ocasión de exorcizar todos los demonios o la trampa que devolverá a la zona cero (o peor) a la franquicia.

En 2016 los Cavs ganan 4-2 a los Raptors en la final del Este. En 2017, 4-0 en segunda ronda. En los diez partidos, +154 para unos Cavs que superan a su rival en diferencia de puntos desde el triple de forma aplastante. 204-132 el primer año, 183-81 el segundo. Eran otros Cavs, eran otros Raptors. Pero hay un factor mental que no se puede obviar: el temor de los canadienses a sus propios errores en playoffs y, sobre todo, el miedo cerval a LeBron. Mañana, los Cavs llegan a Toronto casi sin descanso y con LeBron descuadernado. Por primera vez, las apuestas les dan favoritos para ese primer partido. También para la serie. Si de ahí, desde los calambres en el séptimo ante los Pacers y en pista contraria, LeBron sale con un 0-1, quizá haya que imprimir este artículo, hacer una bola y tirarlo a la papelera. Ay.

Si LeBron no combara toda lógica este debería ser el año en el que no hubiera Finales (serían las octavas seguidas) para él. Estas son las vías que tienen a mano los Raptors para ser el primer equipo desde los Celtics 2010 (también en semifinales…) que gana una eliminatoria de playoffs a LeBron en el Este:

LEBRON JAMES ESTÁ ABSOLUTAMENTE SOLO

Muchas veces no demasiado bien acompañado, esta vez LeBron está pésimamente acompañado. Llegó al séptimo partido metiendo casi el 37% de los puntos de su equipo y tuvo que meter 45 de 105 en la noche decisiva. Por primera vez, ha superado una eliminatoria sin que ningún compañero meta 20 puntos en un partido. El tope, 19 de Korver en el quinto. En el séptimo, 15 de un Tristan Thompson que comenzó la serie fuera de la rotación. En la eliminatoria, LeBron ha promediado 34,4 puntos, 10,1 rebotes y 7,7 asistencias con un 55,3% en tiros. En las cuatro victorias se ha ido a casi 42 puntos de media. “Es la receta del médico”: hacer lo necesario para que su equipo gane, que nunca había tenido que ser tanto en una primera ronda.

LeBron ha jugado 41,4 minutos por noche, casi 44 en el séptimo, en el que no jugó todo porque unos calambres le mandaron al vestuario un puñado de minutos. Viene, con 33 años, de una Regular Season en la que ha jugado más que nadie (36,9) y, por primera vez, en los 82 partidos. Lleva 15 temporadas en la NBA, con siete años seguidos yéndose el último de vacaciones (tres Finales ganadas, cuatro perdidas). Y tiene que asumir más responsabilidad que nunca sin las (fundamentales) combustiones anotadoras de Kyrie Irving que le permitían tomarse minutos de respiro sin abandonar la pista. Ahora su equipo no se puede permitir ni una posesión sin que él meta mano. Y los descansos se los gestiona en defensa: contra los Pacers ha hecho menos kilómetros atrás de lo habitual en playoffs y ha pasado muchos minutos emparejado con Thaddeus Young sin asumir otras responsabilidades (Oladipo incluido) que sí se habría atribuido en anteriores temporadas. Los Cavs no pueden prescindir de LeBron y no pueden repartir responsabilidades cuando está en pista. El nivel de exigencia parece esta vez excesiva… hasta para él.

ASÍ QUE LOS RAPTORS TIENEN QUE IMPEDIR QUE LEBRON RESPIRE

Detectada una debilidad tan obvia en su rival, los Raptors tienen que explotarla. Nadie ha jugado más lento que los Cavs en primera ronda, y ellos pueden subir mucho el ritmo con Kyle Lowry o Fred VanVleet (o los dos) en pista. Un ritmo alto en ataque garantiza puntos fáciles contra una defensa horrenda en transición e impide que LeBron descanse. En defensa, los Raptors debería hacer algo parecido a lo que durante muchas fases les funcionó a los Pacers: dejar que LeBron juegue en aclarados desde el poste. Cerrar a los tiradores para que sus asistencias no produzcan una catarata de triples y obligarle a sudarse sus puntos contra defensores que, además, deberían ser más efectivos que Bogdanovic (Siakam, Anunoby…). Músculo y pocas ayudas en lugar de los cambios constantes que han modernizado la defensa de los Raptors y que tan bien funcionan contra otros rivales. El equipo de Casey, otra ventaja contra los Cavs, han pasado de defender mal la línea de tres a ser el mejor de la NBA: solo 8,9 de sus rivales por partido en Regular Season y 8 de los Wizards en primera ronda.

EL BANQUILLO TIENE QUE SER DETERMINANTE

Lue no tiene una rotación clara, su roster es mucho más viejo que el de los Raptors y en su modo de supervivencia no cuenta con más de siete u ocho jugadores en pista. En el séptimo ante los Pacers, Calderón se cayó de la rotación y los llegados en febrero (Clarkson, Nance, Hood) estuvieron horribles. Todos menos George Hill, que se había perdido tres partidos con problemas de espalda y tiene 31 años. De hecho, hay seis jugadores de más de 29 años en la rotación de los Cavs por solo uno en la de los Raptors, Kyle Lowry.

Una rotación corta, inestable y sin roles definidos se mide a un banquillo que ha sido, como lote, una de las estrellas de la Regular Season, y que volvió a destaparse ante los Wizards en cuanto regresó tras su ausencia VanVleet, que solo ha jugado 22 minutos en primera ronda. El base forma junto a Siakam, Miles, Wright y Poeltl un bloque que permite a Casey múltiples combinaciones en pista y que debería mantener siempre un nivel alto de producción ante un rival de enormes altibajos dentro de los partidos.

LAS ESTRELLAS TAMBIÉN TIENEN QUE SER DETERMINANTES

Uno de los asuntos que rondan a estos Raptors es la que capacidad de Lowry, un gran jugador, y DeRozan, un excelente jugador, para guiar al equipo al siguiente nivel, el definitivo. O, de forma más prosaica, de aparecer con producción y eficiencia en los momentos calientes de los playoffs. Estos Raptors necesitan menos de sus jugadas en uno contra uno por puro diseño, pero habrá momentos de partido en los que tendrán que afrontar situaciones de máxima presión. Es parte de la razón por la que corrió por la NBA que los Cavs preferían a los Raptors antes que a los Wizards: consideran más peligrosos en un intercambio descarnado de golpes a John Wall y Bradley Beal.

LOS RAPTORS, EN FIN, TIENEN QUE SER LOS RAPTORS

Casey ha asegurado que no va plantear grandes cambios y que va a basarse en los métodos que les han hecho ganar 59 partidos y ser el segundo mejor equipo de la Regular Season. Los Raptors tendrán que hacer ajustes pero no volverse locos ni caer en la tentación de ir al juego de los Cavs: nunca les ha ido demasiado bien contra este rival ir a quintetos pequeños con Ibaka como pívot. Por mucho efecto cebo que ejerza la muñeca de Kevin Love. Valanciunas y Poeltl deberían hacer más daño en el pick and roll del que pueden recibir en defensa si los Cavs van a quintetos pequeños y móviles. Los Raptors tienen más, han sido mejores durante toda la temporada, cuentan con el factor cancha y reciben a un rival agotado tras una serie agónica a siete partidos. Es su momento, el del cambio de narrativa para la franquicia… y para el Este de los últimos ocho años. Todo eso lo dice la lógica. El resto es LeBron James.

Ay.