Rozier, Horford y Tatum acaban con Giannis: habrá Celtics-Sixers
La defensa de Boston no permitió ni un solo contraataque de los Bucks, que han perdido sus últimas ocho series de playoffs. Los Celtics, reyes de los séptimos partidos: 23-8.
Los Celtics pelearán con los Sixers por una plaza en la final del Este tras dejar por el camino a unos Bucks de nuevo decepcionantes lejos de Milwaukee. Desde que en 2001 disputaron la final de Conferencia, precisamente ante unos Sixers liderados por Allen Iverson, los ciervos acumulan ya ocho eliminaciones consecutivas en primera ronda. Una vez más, volvieron a estrellarse en un séptimo partido (2-8 es la marca de la franquicia en estos win or go home games). Todo lo contrario que Boston, el equipo que históricamente más cómodo se siente en estos dramáticos encuentros. Con la victoria de esta noche (112-96) pasan a lucir un 23-8 de balance en los Game 7. Un 74,19% de éxito que convierte a los verdes en los reyes de este tipo de duelos.
A pesar de las bajas de Hayward, Irving y Theis (una lista a la que ahora se suma Jaylen Brown, un contratiempo más), los de Brad Stevens hicieron valer en la eliminatoria el factor cancha que con tanto esfuerzo lograron en la liga regular. El triunfo de anoche no es es sino que el último capítulo de un equipo que lleva haciendo frente a la adversidad durante toda la temporada. Con dos de sus tres all stars vestidos de calle y con dos rookies (Tatum y un Ojeleye al que hay que dar crédito por su gran trabajo defensivo con Antetokounmpo), un jugador de segundo año —el mismo Jaylen Brown que venía de ser el mejor en la serie pero que apenas pudo disputar 16 minutos por una lesión en los isquiotibiales de la pierna derecha—, un Terry Rozier que vive su tercera campaña en la NBA y Al Hoford en el quinteto, los Celtics dieron una nueva lección de fe y consistencia. Pocos equipos confían tanto en sus posibilidades como ellos. Un grupo extraordinario perfectamente dirigido por Brad Stevens. Qué mérito tiene llegar vivos a mayo. Más aún no poner excusas y seguir trabajando.
Si en el sexto encuentro fueron incapaces de frenar las transiciones de Milwaukee, anoche rearmaron su defensa para no facilitar ni un solo punto fácil. Cero puntos fue el bagaje de los de Wisconsin al contraataque. Lo que no sucedía desde el 30 de enero de 2009. Incluyendo las transiciones, los visitantes apenas lograron sumar 8 tantos, por los 22 que registraron en los seis anteriores encuentros. Obligados a jugar en estático, los Bucks fueron a remolque en el marcador desde el final del primer acto. Únicamente dependían del talento de Bledsoe, Antetokounmpo y Middleton, quienes aportaron más del 75% de la producción ofensiva. Apenas Jabari Parker logró sumar 9 puntitos. El resto, la nada. Mimbres hay de sobra, calidad también, pero la química brilla por su ausencia. Y así es muy difícil seguir creciendo en un juego de equipo. Una amarga despedida a un año muy gris para la franquicia en la que el cese de Jason Kidd no tuvo el efecto deseado.
A falta de ver quién se hará cargo del banquillo la próxima temporada (la gran decisión que deben tomar este verano en Milwaukee), un Giannis que se despidió con un 22+9+5 en un quiero y no puedo, prefiere ver el carro medio lleno y quedarse con lo positivo. "No fuimos capaces de ganar a domicilio. Muchos en el vestuario no habíamos jugado un séptimo partido. Es algo nuevo para nosotros. Ahora ya sabemos lo que se necesita. Salir y golpear primero", destacó el griego.
Únicamente Khris Middleton, autor de 32 puntos, mostró algo de orgullo y murió luchando hasta el final en un duelo que Al Horford (26+8+3) había dinamitado con tres muy buenos primeros cuartos. La puntilla la puso un Rozier que añadió otros 26 puntos, 6 rebotes, 9 asistencias y 5 triples. Scary Terry firmó su mejor noche en la postemporada para imponerse en su particular duelo con Bledsoe. Ambos acabaron fundidos en una abrazo. La mejor cara del deporte. Pero en Boston también conviene destacar a Jayson Tatum. Pese a su 7/17 en tiros se fue hasta los 20 puntos, 6 rebotes , 5 asistencias y un +24 con él en pista. Números que asustan cuando uno recuerda que se trata de un rookie afrontando su primer Game 7. A pesar de las barreras que se van encontrando por el camino, estos Celtics continúan avanzando. El próximo obstáculo es mayúsculo: los Sixers de Simmons y Embiid. El Proceso se cuela en el camino de Boston. Una vieja rivalidad histórica que renace. Todo a partir del lunes.