Las dos últimas temporadas, Andorra era la puerta que el Movistar Estudiantes debía atravesar para soñar con el playoff. Si ganaba, la fase final era algo más que una simple quimera para un equipo que vive fuera de ella desde 2010. Y en ambos casos, traspiés y el objetivo otra vez muy lejano. La pasada campaña, la lesión de Balvin dejó en nada el competido encuentro colegial. En esta, un segundo cuarto infame dio todas las facilidades a los de Peñarroya para dominar, ganar y aprovechar las derrotas de sus rivales directos (Iberostar Tenerife y UCAM Murcia) en su lucha por acabar entre los ocho primeros.

Los andorranos se han acercado tanto a sus segundos playoffs consecutivos después de tambalearse al arrancar el curso. Una victoria en las cinco primeras jornadas. Tras doblegar a los colegiales ya son 16 en 28, con un armazón robusto y una capacidad de devorar a sus rivales al más mínimo descuido... como le pasó al Estu. Los de Salva Maldonado aguantaron diez minutos (20-19) con el rebote ofensivo a su favor (6 de 11), Cook alimentando a todo aquel que quisiera y la frescura del canterano Adams Sola. Segundo duelo en ACB, primera titularidad de uno de los integrantes de la Generación del 2000. Nunca un jugador con menos de 18 años había salido en el cinco inicial estudiantil. Y fin.

Los de El Principado golpearon en el estreno del segundo periodo y no pararon. No tuvieron piedad en ataque y fueron hierro en defensa: solo permitieron a los ramireños anotar dos puntos desde la personal en nueve minutos. Otros cinco llegaron en los últimos 37 segundos del cuarto. Una sangría. Un parcial 27-7 y fiesta en la Bombonera. Los colegiales no encontraron remedio ni en la circulación de balón (11 pérdidas al descanso, 16 al acabar) ni en Landesberg. El máximo anotador de la Liga Endesa, secado por Sanè en varias acciones, hizo solo 3 tantos en la primera parte, 14 al final con un 4 de 14 en tiros de campo. Su 3 de 7 desde el triple fue un reflejo de su equipo: 3 de 14 en 20 minutos. Dago Peña alcanzó los 15 tantos en los once minutos que estuvo en pista en la segunda parte.   

Con esa herida abierta, el Andorra se dio un festín. Cuatro jugadores superaron la decena (Sanè, Blazic, Albicy y Shurna). Todos menos Colom anotaron. Artillería excepcional para cortar una racha de dos derrotas consecutivas ante unos ramireños que no volvieron a las andadas del pasado. En esta ocasión, no tuvieron la oportunidad de vivir dos partidos en uno. Estuvieron solo en uno y fue una pedrada directa a sus esperanzas.