NCAA | FINAL FEMENINA

¡Increíble! 2 canastas ganadoras en 48 horas que valen un título

Notre Damme se proclama por segunda vez campeona de la NCAA femenina gracias a dos milagros de Arike Ogunbowale en la semifinal y la final.

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Las compañeras de Arike Ogunbowale festejan el triple de esta que da a Notre Damme la NCAA femenina 2018.
ANDY LYONS AFP

Notre Damme ha puesto fin a una sequía de 17 años (la mayor en la historia de la NCAA femenina entre títulos conquistados por una misma universidad) de la forma más increíble posible. El March Madness resulta tan atractivo por la facilidad de su formato para fabricar sorpresas y gestar grandes historias. Un mantra que repetimos hasta la saciedad todos los años durante cada mes de marzo. Y que se queda corto ante el guion escrito este fin de semana por las Fighting Irish en Columbus.

Pasarán los años y en la memoria del torneo seguirá teniendo un lugar privilegiado el campeonato cosechado por Notre Damme en este 2018. Un triunfo que personifica como nadie Arike Ogunbowale. La base-escolta dio la victoria a su equipo con un triple sobre la bocina que puso el definitivo 61-58 en el marcador y dejaba a Mississippi State con la miel en los labios. Adiós a la prórroga.

El broche a una Final Four que quedará eternamente ligada a Ogunbowale. No en vano, también fue ella quien acabó con la temporada perfecta de Connecticut en la semifinal con una lejana canasta a un segundo de la conclusión de la prórroga (91-89) que evitó la segunda. Fin al inmaculado 36-0 que las Huskies habían cosechado hasta entonces. 

Tras sus 27 puntos y el tiro decisivo, Ogunbowale no pudo encontrar su ritmo ante la defensa de Mississippi State en el encuentro por el título. "Estaba fallando mucho. Me sentí frustrada. Pero sabía que tenía que seguir tirando y atacando el aro. Mis compañeras me dijeron que siguiese haciéndole. Esa es mi mentalidad. Nunca voy a detenerme", explicaría. Firmó un 6/21 en tiros de campo y sólo 18 tantos, pero se resarció protagonizando el mejor desenlace posible. Se quedó con la mejor sensación de todas. No tanto por ser nombrada mejor jugadora de la Final Four remontada, sino por convertir un triple espectacular que culminaba la mayor remontada de siempre (las Fighting Irish perdían por 15 a 6:41 del tercer acto) en una final de la Division I de la NCAA femenina. 

El broche a 48 horas que no olvidarán ella ni la Universidad de Notre Damme. Hasta cuatro de sus jugadoras se rompieron el ligamento cruzado anterior de la rodilla al inicio de un curso que han concluido descorchando el champán. Increíble historia la de estas mujeres dirigidas por Muffet McGraw y lideradas por el talento y la fe inquebrantable de Arike Ogunbowale.