El Gipuzkoa se impone al Bilbao en el drama de Miribilla
Partido dominado por los visitantes en el primer tiempo ante un enemigo sin rumbo, que supo corregirse de la mano de Mumbrú para un final apretado. Gladness perdió el balón triunfal. El rebote decidió.
El Gipuzkoa se anotó el noveno triunfo del año y reparó el tropiezo en su pista ante un Bilbao Basket que no sale del apuro, tiene el descenso ya a un partido. No está el equipo diseñado para esta guerra y el Delteco sí, y eso tiene su peso. El rebote decidió para el mejor de la liga en ese apartado. Los 'hombres de negro' tenían un problema así de saque: pronto se olvidaron de ese rayo de esperanza que brota de dos caras nuevas para ahondar en la preocupación. Porque la puesta en escena de Bentil y Rebic fue ilusionante para el personal. Once fichajes ya esta temporada, más gente que en el metro tras cualquier partido. Pero al minuto se disipó ese nuevo aire para entrar otro de congoja en Miribilla. Cada parón por las Ventanas trae rutina al RETAbet: fichajes y una sensación de desquiciamiento absoluta. Durante el primer cuarto se vio un juego de LEB por parte de los locales. Y el GBC es el peor cliente cuando dudas, porque sabe perfecta y machaconamente a qué jugar. Porfirio Fisac movió muy bien sus piezas: de saque inició con Agbelese y se guardó a Norel para desgastar a Gladness, el único con centímetros en el enemigo. Y lo logró: le sacó dos faltas en un pestañeo. El Gipuzkoa sabe dónde poner el balón, Chery maniobra de cine, siempre hay alguien en las esquinas y con tales espacios encuentra fácil el poste medio para girarse, ganar el centro y anotar de semigancho. Así una y otra hasta el 0-10 que le dio un colchón de confort. Tiempo muerto de Mrsic en cuatro minutos de despropósito, que se contagió al resto del primer período.
Rebic debutó pero parecía muy perdido, así que Mrsic lo tachó en 2:33 en un galimatías de bases, pues tuvo que salir al rescate Salgado, el único que ponía algo de criterio a ataques ilógicos, y Tabu pasó un rato al dos. En el reordenamiento del equipo, Mumbrú ha vuelto al tres, Redivo acapara más protagonismo y Hammink, antes titular, ha engordado la celda de castigo. El GBC elaboraba y acababa bajo el aro con Norel, hasta llevar la ventaja al 29-44 en el inicio del tercer acto. Los tiros libres (falló siete en la primera parte) le impidieron dejar ventilado el asunto en 20 minutos. Los donostiarras saben dónde está su techo, por qué camino pueden andar y el rebote les da la vida cuando el agua les sube al cuello.
Mediado el tercer cuarto, el Bilbao reaccionó, alborotándose, sacando el terror del cuerpo. Un triángulo obró el milagro. De la mano de Mumbrú, con un Redivo menos cohibido y explotando la altura de Gladness, empezaron a creer en la victoria (48-50, a -13:18). Este equipo vive del triple y si le sonreía un 6/8 la vida parece más sencilla. El empate a 55 con el que arrancó la última manga anunciaba minipartido en busca de la tranquilidad clasificatoria. La primera ventaja vizcaína llegó con una canasta de pillo de Tabu al inicio de ese tramo final. Gladness y Thomas, los grandes del RETAbet, se pusieron con cuatro faltas y el pulso emitía señales de que iba a castigar por desgaste. O por detalles. Porfi puso toda su artillería, con los molinos rubios Norel-Clark a todo trapo y colocando palos en las ruedas del enemigo con zonas. Y entonces surgió una de esas jugadas de genio, de tipo que lleva toda la vida desafiando al reloj: en el suspiro final de una posesión Mumbru se inventó un triple desde unos nueve metros: 65-61 (-5:40). Había hecho lo difícil y una vez más se ahogó en la orilla el RETAbet. Por angustia. Lo contestó el Gipuzkoa de forma certera: 65-66, con tres pérdidas seguidas de los de negro y un tapón a Mumbrú. Tres triples de Swing parecían echar el telón. Tabu dio un balón de oro a Gladness a diez segundos para acabar (71-72), pero al cinco del Bilbao Basket se le escapó al subirla. El drama continúa... y mientras al otro lado de la A-8, GBC roza la permanencia. "Saben más los jugadores que nosotros", indicó Porfi al final en alusión a una falta que pidió y no le siguió el equipo, algo que salió bien para sus intereses. "El balance de victorias nos está haciendo estar demasiado cómodos", protestó. "Tenemos que encerrarnos en el pabellón y olvidarnos del egoísmo. Si el partido empieza a las 12:30 no podemos empezar a jugar a las 13:30. Se trata quieres o no quieres", apostilló Mrsic. Pudo salvar el average (era +4), pero a estas alturas sirve de poco. "Tenemos que entrenar más duro, ponernos las pilas, el tiempo se va a acabando. Estoy preocupado, la ansiedad con la que juegas también afecta", resumió Mumbrú.