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HEAT 102-SIXERS 101

Miami enloquece con Wade: final de película y canasta ganadora

Entre rumores de retirada, Wade anotó 15 de los últimos 17 puntos de los Heat y decidió el partido con un canastón por encima de Simmons.

Miami enloquece con Wade: final de película y canasta ganadora
Jasen VinloveUSA TODAY Sports

Con 36 años, Dwyane Wade acaba de reconocer que vivió con síntomas de depresión sus últimos días en Cleveland y que es probable que esta sea su última temporada de baloncesto. Al menos que existe muy firmemente esa opción. Si es así, en cuanto se retire costará recordarle con la camiseta de los Bulls de su ciudad natal o con la de los Cavs, donde buscó un aciago último encuentro con su amigo LeBron James. No, Wade es Miami Heat, y para noches como esta, por muy intrascendentes que puedan ser en el gran marco de las cosas, regresó a su casa, a Miami-Wade County.

Wade (y con la camiseta City Edition: una delicia) derrotó prácticamente solo (con ayuda de Whiteside, Dragic y Tyler Johnson), en un chispazo absolutamente vintage, a unos Sixers que han sido sostenidamente uno de los mejores equipos de la NBA desde que jugaron el partido de Londres contra los Celtics. Los Heat ganaron (102-101) y dieron un paso más hacia los playoffs, octavos (32-29 por el ahora 32-27 de los Sixers) con tres partidos y medio de ventaja sobre los Pistons y cuatro sobre los Hornets. Si finalmente se clasifican, serán un dolor de muelas para cualquiera: con Spoelstra a los mandos y una cultura de franquicia admirable, 24 de sus 26 últimos partidos se han resuelto por un margen de 10 puntos o menos. Lo dicho: seguramente les falte polvo de estrellas para orquestar un bombazo sonado en playoffs, pero van a hacer sudar a quien les vaya a acabar ganando.

Vuelvo a ese Wade old school, con homenaje a uno de los fallecidos en el tiroteo de Florida en sus zapatillas y 27 puntos en 25 minutos con un 10/16 en tiros. Anotó 15 de los 17 últimos de su equipo y en esos cinco minutos finales derrotó por sí solo a los Sixers (15-14). De hecho el final fue un empacho de Wade en el que dio un par de lecciones de perro viejo al excepcional Simmons (11+6+6 en un día discreto). Con 97-100 en el último minuto sacó una falta de tres tiros y no falló (100-100). Entonces hizo falta para llevar a Simmons a su silla de tortura, la línea de tiros libres. Quedaban 25 segundos y el plan de Spoelstra era hacer esa falta al australiano solo si Wade fallaba alguno de sus lanzamientos de personal. Pero el escolta modificó el plan. Hizo la falta de todas formas, vio como Simmons erraba uno de sus lanzamientos (100-101) y anotó después por encima de él, tras deshacerse de Covington en un bloqueo y con un step back marca de la casa y casi pisando la línea de tres con los talones. Grito de this is my house y locura en Miami. Después, Redick falló un triple ganador porque el guion ya estaba escrito y era, al fin y al cabo, un maravilloso brote del viejo Flash en su cubil del American Airlines Arena. Y nada lo podía estropear.