NBA | ANÁLISIS

¿Peligran los playoffs para los Spurs? Gasol: "Hay poco margen"

Las malas noticias respecto a Kawhi ensombrecen el panorama para un equipo que llegó en bache al All Star y tiene el peor calendario de la NBA.

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¿Peligran los playoffs para los Spurs? Gasol: "Hay poco margen"
Todd Pierson EFE

¿Te acuerdas de 1997? Aunque ha pasado tanto tiempo que ya se puede hacer esta otra pregunta: ¿habías nacido en 1997? El Paciente Inglés ganó el Óscar a la mejor película aunque el gran fenómeno global fue Titanic (se llevó 11 en 1998) y la canción número 1 en ventas fue “Something About The Way You Look Tonight” de Elton John, que desbancó a las Spice Girls y los Backstreet Boys, entre otros. Murió Diana de Gales y la gente, al menos el porcentaje no muy alto que ya manejaba internet, buscaba cosas en Altavista porque Google no iba a aparecer hasta un año después.

LeBron James tenía cumplió 13 años y en la NBA los Bulls ganaron su quinto y penúltimo anillo en su quinta y penúltima Final, que era la primera de Utah Jazz después del triple de John Stockton por encima de Charles Barkley en Houston. Fueron las Finales de la canasta decisiva en el sexto y a la postre último partido (siguieron un robo de Pippen y un mate de Kukoc) de Steve Kerr, que dejó después en las celebraciones una magnífica píldora de ese inteligente sentido del humor que le sigue caracterizando ahora como entrenador de los Warriors: “Fue un día más en el que tuve que sacarles las castañas del fuego a Michael y Scottie, como llevo haciendo toda la temporada”. Jordan fue MVP con 32,3 puntos de media por partido. En el quinto anotó 38, rescató a unos Bulls que habían perdido dos partidos seguidos (puso el 3-2 en Salt Lake City) y lo hizo enfermo: fue su célebre Flu Game.

Popovich y Duncan llegan a San Antonio

Los Jazz habían llegado a la Final en un Oeste en el que también jugaron los playoffs Sonics, Rockets, Lakers, Blazers, Wolves, Suns y Clippers. Y aquí quería llegar: es la última foto de unos playoffs del Oeste sin San Antonio Spurs. Desde entonces se han jugado 20 más. Los Spurs han estado en todos y han ganado cinco en seis Finales disputadas. La racha es increíble, propia del milagro en movimiento que construyó Gregg Popovich desde aquel eje que fue, precisamente, 1997: como general manager despidió a Bob Hill y se puso al frente de un equipo que aprovechó las lesiones de David Robinson y Sean Elliott para tankear (con Dominique Wilkins como anotador, tanto ha llovido), terminar con el tercer peor balance de la competición y ganar la lotería, que resultó ser el gordo de todos los gordos: Tim Duncan. Dos décadas después, los Spurs no han bajado del 61% de victorias, han superado 13 veces el 70 y sus mayores dramas han sido cuatro eliminaciones en primera ronda de playoffs. Si suena extraordinario es porque lo es.

Ahora los Spurs arrancan el tramo final de la temporada (23 partidos superado el All Star Weekend) en 35-24, un 59,3% de victorias y en ruta por lo tanto a unas 48 o 49 victorias, lo que sería su mínimo (lockouts al margen, de ahí los datos de porcentajes) desde aquel útil 20-62 de la 96-97. Los Spurs son terceros del Oeste y en principio deberían volver a los playoffs, pero afrontan uno de los tramos más complicados y llenos de incertidumbre de su camino en los últimos años. Según Basketball Reference tienen un 96% de opciones de asegurar la 21ª temporada seguida en playoffs y desde luego conviene no apostar contra ellos: hay pocas imágenes que inspiren más confianza que R.C. Buford y Gregg Popovich entrando por una puerta. Puede que incluso suceda una necesaria serie de pequeñas cosas, los Spurs acaben llegando lejos en las eliminatorias y este artículo quede reducido a objeto de broma invernal. Pero la realidad es que cuesta recordar al equipo texano en una situación tan comprometida en este momento de la temporada. Hasta el punto de que, aunque nadie vaya a apostar dinero por ello, los playoffs podrían llegar a verse en peligro. Ahora relativo, quizá muy real (o ya inexistente, claro) en un par de semanas. Lo ha dicho el propio Pau Gasol: “El margen de error es muy pequeño”.

Los Spurs llegaron al parón del All Star con cinco derrotas en seis partidos y un 4-6 en diez por el 7-3 de Clippers y el 10-0 de Jazz. Son los dos que están ahora fuera de la zona playoffs. En los últimos 23 (les quedan 23 por jugar) han firmado un 10-13 que, replicado, los metería en problemas. Y les conviene hilar fino: según, otra vez, Basketball Reference, son la franquicia con el calendario más difícil de esta parte final de la Regular Season. No hay que profundizar mucho en estadísticas avanzadas para ver el por qué: 18 de los 23 partidos son ante rivales que están ahora por encima del 50% de victorias, aunque trece son en su pista, y tienen que jugar dos veces contra Warriors, Thunder y Rockets. De hecho, entre el 8 y el 12 de marzo se miden a los tres… en Oakland, OKC y Houston. También juegan en Cleveland, Milwaukee, Washington… y tres veces contra los Pelicans, que ahora son el octavo del Oeste a tres victorias de ellos. Los Wolves están a medio partido, los Thunder a uno y medio, los Nuggets a dos y medio… y los Clippers (noveno) y Jazz (décimo) a cuatro y cuatro y medio. En condiciones normales, los Spurs deberían defender esa ventaja (incluso sin grandes apuros) y estar en los cruces. El trabajo ahora es volver a esas condiciones normales.

Porque a la mala racha se han sumado las pésimas noticias sobre Kawhi Leonard, que podría no volver a jugar en toda la temporada después de solo nueve partidos disputados y de tener el alta médica de la franquicia. El All Star Weekend se lo pasó en Nueva York buscando segundas y terceras opiniones. Y sin él los Spurs (sin tres victorias seguidas en lo que va de 2018) son un equipo que tiene que rascar cada victoria con una defensa todavía muy solvente pero un ataque que llegó al parón carraspeando como una cafetera vieja: 27º en puntos por partido y por debajo de la media en rating ofensivo para un equipo que, en estos tiempos, juega lento (segundo pace más bajo por detrás de los Grizzlies) y prescinde del triple (quinto que menos tira, cuarto que menos mete). Además del otra vez all star LaMarcus Aldridge (22,4) y Pau Gasol (10,7) solo anotan en dobles dígitos ese Kawhi de 9 partidos y Rudy Gay, que ha promediado 11,5 puntos en solo 34: espera volver ya a las pistas y tener continuidad en lo que queda. Tal y como están las cosas, su equipo le va a necesitar.

La situación de Kawhi ha resquebrajado el presente deportivo y ha puesto muchas miradas en un futuro que sería muy incierto sin el alero, que cobrará 20,1 millones la próxima temporada y que en 2019 podría ser agente libre, agarrarse a una player option de 21,3 o disfrutar de la mega extensión que podría firmar ya este próximo verano: 217 millones por cinco años. De pronto Kawhi no parece tanto un nuevo Tim Duncan como una enorme incógnita cuya relación con la franquicia parece, como mínimo, en un momento delicado. O quizá este trance sea solo un punto de inflexión como aquella casi salida de Duncan con destino Orlando.

Kawhi, un top 5 (top-7 u 8 como mínimo) de la NBA en su mejor versión jugó su noveno y (¿último?) partido de la Regular Season en Denver, el 13 de enero. Sumó 19 puntos, 8 rebotes, 4 robos y pareció a punto de volver a su versión óptima: después del partido dijo que necesitaba “jugar unos cuantos seguidos”... y dos días después no pudo ni completar el calentamiento en Atlanta. Algo no va bien con su cuádriceps derecho pero la cuestión ahora es si jugador y franquicia piensan lo mismo al respecto y si estamos (o no) asistiendo sin casi darnos cuenta a una remodelación del futuro de los Spurs. El asunto puede llegar a ser así de grave. Mientras, sus compañeros defienden plaza con un calendario terrible, una racha nefasta que desembocó en el All Star y un Oeste que después de un inicio discreto se ha vuelto a llenar de perros salvajes. Quedan 23 partidos y parten desde una posición privilegiada. Debería ser suficiente. Pero el examen será duro y empieza ya: se reenganchan a la competición con dos tremendos partidos a domicilio en tres días: Denver hoy, Cleveland el domingo. Y con muy poco margen de error. Palabra de Pau Gasol.