Dinwiddie bate a Markkanen y devuelve el orgullo a los ‘bajitos’
El base de los Nets se lleva el concurso de habilidades del All Star 2018 y sucede en el palmarés a dos gigantes, Karl-Anthony Towns y Kristaps Porzingis.
Todos los años tengo que luchar contra la sensación de que el concurso de habilidades del All Star (Skills Challenge) es un recién llegado a la fiesta. No lo es, sencillamente (creo) no tiene el carisma suficiente para que nos hagamos definitivamente con él. Se celebra desde 2003 y lo han ganado Curry, Lillard, Parker, Nash, Rose, Kidd… y Wade dos veces. A la tercera, en 2008, su actuación fue tan terrible que cundió al sospecha de que había evitado un tercer triunfo para dejar de participar. El tanking tiene muchas formas.
Pero el caso es que, salpicado de actuaciones y mucho show, desde el pabellón este concurso resulta entretenido, con esa capacidad que tiene el ocio facilón (en el mejor sentido de la palabra) de hacer pasar un rato agradable sin pretensiones ni grandes mensajes. Puedes comer unos nachos y darte cuenta (fue mi caso) de que en el techo del Staples hay una bandera de Taylor Swift a un lado de las de los Lakers (por más conciertos con sold out: no solo de pan vive el hombre) mientras ves cómo ocho jugadores de la NBA pasan un buen rato con un concurso que mide su capacidad para el dribblin, el pase, el tiro… y que requiere instrucciones en el videomarcador que recuerdan a las de seguridad de los aviones.
La NBA ha ido perfeccionando este concurso/aperitivo hasta llevar al formato actual: cuatro grandes (esta vez Drummond, Markkanen, Embiid y Horford) compiten por un lado y cuatro pequeños (Murray, Dinwiddie, Hield y Lou Williams) por el otro, de tal forma que se garantiza una final entre un siete pies (o casi) y un guard. Después del triunfo de Patrick Beverley en 2015, habían ganado Karl-Anthony Towns y Kristaps Porzingis. Así que Spencer Dinwiddie, base de los Nets, le devolvió el honor a Estados Unidos y a los guards, después de imponerse en la final con cierta holgura a Markkanen, que había eliminado antes a Drummond (que hizo lo que pudo fuera de su salsa, incluso adelantarse un par de segundos en la salida) y Embiid. Dinwiddie había eliminado a Hield y Murray para estar en la final. La prueba, ya se sabe, consiste en driblar unos obstáculos, meter un pase por una circunferencia que no toca el suelo, correr a una canasta y meter una bandeja y cruzar la pista para anotar un triple en la otra. Ese tiro final, el de tres, decide por mucha ventaja que se haya amasado antes.
Dinwiddie había dicho por la mañana, durante su rueda de prensa, que no había venido a Los Ángeles para no ganar. Y ganó. Un premio vistoso para, esto es bien cierto, la excelente temporada de un jugador poco mediático que juega en un equipo, los Nets, ahora mismo muy poco mediático. Dinwiddie (casi 25 años) promedia casi 14 puntos y 7 asistencias en la temporada en la que está rompiendo el cascarón. Es bueno de verdad, así que si este concurso ha servido al menos para que su nombre sea más conocido entre el gran público, bienvenido sea.