Catástrofe de los Cavaliers en su pista y contra el peor del Este
Después de ocho derrotas seguidas, los Hawks también ganan en casa de LeBron. Los Cavs quedan 4-6 con cuatro derrotas ya en su pista.
Los Cavaliers no habían tocado fondo con esas cuatro derrotas seguidas en las que habían sido aplastados en su pista por los Knicks y los Pacers. No. Solo se tomaron un respiro en Washington con los 57 puntos de LeBron que maquillaron, entre otras cosas, otros 122 puntos encajados por su defensa. Pero no, no habían tocado fondo en este arranque de temporada. Faltaba perder, otra vez en su pista, ante el peor equipo de la Conferencia, unos Hawks en formato demolición que llegaban en 1-8, arrastrando ocho derrotas seguidas y con las bajas de Delaney, Ilyasova, Plumlee, Bembry y Muscala. Cinco jugadores de rotación.
Pues los Hawks ganaron en Cleveland. Y se ponen 2-8. Y los Cavaliers perdieron en Cleveland. Y se ponen 4-6: 3-0 contra Celtics, Bucks y Wizards y 1-6 contra Bulls (única victoria de esta tanda), Pacers, Nets, Pelicans, Magic, Knicks, Pacers y Hawks. El marcador final responde a una reacción final furiosa, cuando (es de suponer) LeBron y compañía se dieron cuenta de que su ridículo estaba siendo espantoso. Y ni siquiera eso bastó: en el último cuarto Kyle Korver anotó 19 puntos y el equipo 7 triples (7/14) después de un 3/22 en los tres primeros parciales. Isaiah Taylor falló dos tiros libres, con el tembleque, y los Cavs tuvieron un último ataque en el Frye falló un triple y Wade no pudo palmear el rebote. Es decir: a los Cavaliers se les puso todo de cara en el último cuarto y perdieron. Lo intentaron, eso es lo cierto. Y perdieron. En casa y contra los Hawks…
…Y después de más de 36 minutos bochornosos: 11-25 en ocho minutos, 63-80 a mitad de tercer cuarto, 87-101 a poco más de 8 minutos del final. Sin defender, un día más, concediendo canastas de alto porcentaje a un rival cortísimo de talento. Sin cerrar el rebote, sin anotar los tiros abiertos hasta la combustión final con Korver a la cabeza… Los males de casi todos los días en los que LeBron no mete 57 puntos. Pero esta vez ante uno de los peores equipos de la NBA. Y en casa. Y después de las reuniones de los jugadores, de las charlas en el vestuario y del oasis de Washington.
Los Hawks sobrevivieron, a los Cavs y a sí mismos. Anotaron 117 puntos (46 en la pintura) con un 48% en tiros y un 44% en triples. Babbitt metió triples cada vez que había que meterlos (17 puntos), Dedmon y Bazemore pusieron la intendencia, Schroder asistió primero y decidió después con penetraciones sin oposición de la defensa rival (28 puntos, 9 asistencias) y los jóvenes Prince y Collins exhibieron la ilusión que durante más de medio partido no tuvo su rival. El segundo, número 17 del último draft, se hinchó a coger rebotes de ataque importantes en la segunda parte (7 para 13 totales más 12 puntos).
Los Cavs se aferraron al final a Korver y antes a un Wade rejuvenecido: 25 puntos (solo 2 en el último cuarto), 11 rebotes, 6 asistencias. LeBron empezó como si no fuera con él la cosa, envío señales muy feas con su lenguaje corporal y se enchufó en el último cuarto. Al final, 26+5+13 con 6 pérdidas de balón. Pero fue el único productivo de un quinteto titular lastimoso. Enfermo, Love solo jugó 18 minutos. JR Smith dejó pasar demasiados tiros que debería haber lanzado y Crowder y Rose, dos agujeros negros, desaparecieron de la pista en el intento de remontada. El base firmó un horrendo -27 en 20 minutos con un 4/12 en tiros y 4 pérdidas.
Y los Cavs perdieron, con una imagen patética y un intento de remontada que no bastó, como si el karma no hubiera querido premiarles por ese arreón del mal estudiante ante un rival infinitamente inferior. Están 4-6, 2-4 en The Q. Y veremos si el “todavía queda mucho” en positivo” no se acaba convirtiendo en un “todavía queda mucho” en negativo. Es cuestión del humor de LeBron y de la capacidad de reacción del equipo. Aunque lo segundo depende mucho de lo primero, claro.