Derrick Rose fue elegido por los Bulls como número 1 del draft 2008. Tres años más tarde era designado MVP de la NBA. Estaba llamado a marcar una época. Pero todo se truncó el 28 de abril de 2012, fecha en la que se se rompió el ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda durante el primer encuentro de la serie de primera ronda ante los Sixers agonizaba. Desde entonces, Rose no volvió a ser el mismo. Los problemas físicos no le han dado cancha.

Pero tampoco hay que menospreciar el importante papel que el factor psicológico ha jugado en su declive. "Me encontraba en el lado oscuro. Por lado oscuro quiero decir que seguía jugando pero que lo hacía por revancha. Y esa no es la forma en la que jugaba al baloncesto", explica el base de los Cavs a Dave McMenamin (ESPN).

"Me encanta competir, pero cuando regresé simplemente se trataba de volver a lo más alto y demostrar a todo el mundo quien estaba equivocado. Ahora ya no hay necesidad de seguir haciéndolo. Ahora simplemente consiste en tener confianza y en saber quién soy", explica el base, quien ha firmado por el mínimo (2,1 millones de dólares) con Cleveland para esta campaña.