Juancho Hernangómez, un ángel vuela en Cluj-Napoca
Es el máximo taponador del Eurobasket junto a Porzingis. Su actitud, su ambición y su talento sorprenden para bien en el grupo.
Tal vez cuando vuela con esos brazos interminables hacia uno de esos tapones imposibles, Juancho Hernangómez (Madrid, 1995) fantasee con el histórico tapón de LeBron James, su gran referente, a Andre Iguodala en el séptimo partido de las finales de 2016 entre Warriors y Cavs. Empapado en sudor, admitió que el día de su debut ante Montenegro “estaba nervioso”. No se le notó. Menos todavía contra la República Checa. Su actitud en los últimos minutos pese a estar todo decidido sorprendió para bien a los técnicos. A sus 21 años, Juancho se come la pista aunque eso debe extrañar poco a Jordi Fernández, ayudante de Scariolo en la Selección y entrenador asistente de los Denver Nuggets, la franquicia en la que Juancho ha iniciado su carrera en la NBA. “Jordi ha sido la persona más importante. La que me ha ayudado, que ha hecho que mi camino fuera mucho más fácil desde el primer momento, desde que le conocí en la Summer League. A veces cuando llevas cinco partidos sin jugar, vamos a cenar y te anima. No es solo un entrenador, aunque es muy bueno y trabaja 24 horas al día, si lo necesitas va a estar ahí. Es muy buena persona. Creo que hemos forjado una relación muy buena y espero seguir con él toda mi carrera”, le contaba Juancho recientemente a Sergio Andrés en una excelente entrevista en AS el pasado 6 de junio.
Aunque se hayan jugado sólo dos partidos del Eurobasket, la dimensión de Juancho toma cuerpo por aparecer en la lista de máximo taponador del torneo junto a Porzingis, una estrella ya consolidada. El amigo de su hermano Willy en el Madison. Cinco bloqueos ha firmado Juancho. “¡Le estaba protestando al árbitro con el equipo más de treinta arriba!”, se sorprendían en el vestuario por su competitividad.
Juancho no tenía un puesto asegurado en el Eurobasket pese a estar en la lista que empezó la concentración en Madrid. Scariolo tenía los mejores informes de él a través de Jordi Fernández pero quería ver como calaba en el vestuario con los Gasol y el resto de vacas sagradas de la Selección. Con su hermano, su actitud y sus progresos en el juego, también en el tiro, todo ha sido más fácil y mejor de lo esperado. Los Hernangómez han metido una pizca de rebeldía. Admiran a los Gasol y a todos los jugadores que han llevado a éxitos inolvidables a la Selección. Pero están hambrientos. Se comen la madera y son ambiciosos. No tienen problema en pedir minutos. Tal vez una gasolina que también necesitaba la Selección.