Más allá de la ceremonia y los focos. El draft de la NBA desde dentro: Juancho Hernangómez
Todo el proceso. Desde que se declaró elegible hasta que viajó a Denver. Juancho cuenta su emocionante y dura experiencia en AS.
La NBA es una competición maravillosa, pero conocemos poco más que los inmensos focos que cada temporada brillan sin parar. 24 horas, 365 días al año. Detrás de la cortina hay un mundo nuevo y duro. Un mundo en el que se quedan cientos de jugadores cada campaña. Siguiendo con el modelo 'NBA desde dentro' que tuvo su primer capítulo en el traspaso de Ricky Rubio (contado en primera persona por el protagonista), hablamos con Juancho Hernangómez sobre el proceso del draft. No la ceremonia, la foto con Adam Silver y su fantástico número 15. Sino lo que hay detrás. Los años de trabajo, los durísimos workouts veraniegos, los equipos que se interesan pero no se interesan y las lágrimas fruto del sueño hecho realidad.
El draft desde dentro, con Juancho Hernangómez
¿Qué es el draft para un jugador?
"El draft es el día que los sueños se cumplen".
En tu caso, a la segunda
"Sí, yo me declaro elegible el primer año (2015) y hay interés, pero no hay seguridad. Mi mejor opción era caer en segunda ronda, por sorpresa. Pero ningún equipo me garantizaba que fuera a salir y decido quitar mi nombre justo el día antes de la fecha límite"
¿Un palo?
"No, no fue un palo. Había mucho interés, pero no me garantizaban la posición. Entonces quité mi nombre y decidí jugar otro año más en ACB y probar suerte el siguiente".
Y entonces sí que sí
"Sí, me declaro elegible otra vez. Hice un open workout, que es un entrenamiento en el que todas las franquicias te vienen a ver y creo que fue clave. Tuve un impacto importante allí en Estados Unidos y a partir de ahí empecé a subir posiciones (en los Mocks). Me llamaron todos los equipos pero solo concreté con tres o cuatro".
Los workouts son un mundo duro...
"Sí, cuando me volvía a España me llamó Atlanta para hacer otro con ellos, pero ya estaba algo fuera de forma. Allí los workouts son súper duros, tienes que estar preparado tanto física como mentalmente. Te tratan como a animales, como a..."
Ganado...
"Sí, como ganado. Es muy duro. La experiencia es increíble, impresionante, inolvidable... Pero es muy duro. Tienes que ir mentalizado para sufrir, para luchar por un puesto. Los americanos si te pueden pisar te pisan. Es muy duro".
Al final, premio
"Tuve recompensa. El día del draft fue el día más feliz de mi vida, sobre todo por toda esa entrega, esa lucha que había vivido en los workouts. La presión..."
Nervioso es poco en las horas previas, imagino
"Son momentos de dudas. No sabes cuándo vas a caer. Hay mucho interés, pero nunca se sabe. Esa noche puede ir muy bien o puede ir muy mal".
¿Tenías algo asegurado? ¿Alguna promesa?
"No. Había mucho interés, pero nada asegurado. Al final yo siempre digo que en la noche del draft gana uno y todos los demás pierden. El número uno gana, pero el número dos siempre ha querido ser el uno, el tres quería ser el dos y así todos".
Pero al final el 15, eh. No está nada mal
"Sí, al final tuve suerte y salí en el 15. Si no hubiera salido en el 15, los Boston Celtics me hubieran elegido en el 16".
¿Eso sí lo sabías?
"Denver llamó a Boston, preguntando a quién iban a coger. Boston no contestó y Denver me cogió (sonríe). La verdad es que estoy muy contento de que Denver me cogiera. Me han tratado muy bien desde el primer momento. Tuve la oportunidad de jugar Summer League y ganarme un hueco en la plantilla. Y aquí estoy (sonríe)".
Volvamos a los Workouts, que es interesante. ¿Conocías a algún compañero?
"Coincidí con Papagiannis (número 13 de ese draft) y también con gente de la que se hablaba mucho como Thon Maker. Hicimos un workout y le machaqué (ríe). Pero luego salió número 10 y flipé. El draft es todo potencial y es muy complicado. Al final, en cinco años, de nuestro draft habrá dos o tres jugadores que sean estrellas. O uno o ninguno. Los equipos apuestan".
¿Qué equipos se ponen en contacto contigo después de los workouts?
"Denver, Boston, Phoenix...San Antonio siempre me ha querido, pero tenían un número muy alto, el 29. Iban a intentar subir posiciones (vía traspaso), pero al final no pudieron. Si hubiera caído hasta el 29 me habrían cogido, pero...".
En los workouts tengo entendido que te hacen preguntas raras...
"Sí (sonríe). Siempre recuerdo una que me hicieron. Tenía que elegir a tres personas, vivas o muertas. Son preguntas un poco raras, como la mítica de qué te llevarías a una isla. Las entrevistas fueron muy divertidas (sonríe)".
No me dejes así... ¿A quién elegiste?
Dije Magic Johnson, Albert Einstein y... creo que puse también a mi padre".
Buen tridente ese...
"Sí, sí (ríe)".
¿Qué busca un scout NBA en un workout pre-draft?
"Hay franquicias que ya te han visto en Europa, que ya saben cómo juegas y cómo eres. Entonces ese día tampoco les importa demasiado. Te quieren ver en persona pero en realidad ya saben cómo juegas. Después hay otras franquicias que no te han visto y quieren ver todo lo que puedes hacer"
¿Cómo es un día de workout?
"Te levantas, tienes una hora de análisis y pruebas médicas y después tienes otra hora y pico de pruebas físicas. Normalmente los workouts son de cuatro a seis jugadores. Salvo los top, que hacen individuales. Después, los workouts son mucho uno contra uno, dos contra dos, tres contra tres a todo campo..."
¿Y cómo deciden quién vale y quién no para el baloncesto cinco contra cinco?
"Al final lo que importa es lo que tú puedes hacer individualmente. Es muy difícil diferenciar a un jugador que luego en cinco contra cinco vaya a ser muy, muy bueno. Por ejemplo, en Denver entrené con Malcolm Brogdon, que ha sido rookie del año. A mí me gustaba mucho, pero había muchas dudas con él porque había tenido una lesión importante. Y además era más mayor, era de último año. Pero era muy, muy bueno, y es un jugador que es de cinco contra cinco. En uno contra uno tampoco destaca especialmente (cayó hasta el número 36...). Después hay jugadores que en uno contra uno son buenísimos y no pueden ni jugar en cinco contra cinco. Hay de todo... ¡Y en hora y media! Es una apuesta..."
Vamos con el día grande, el día del draft. Te levantas ese día, allí...
"Sí, fuimos toda la familia. Mi primo también. Y mis agentes. Nos levantamos y fuimos a que me hiciera un traje".
¿La misma mañana del draft?
"Sí (ríe). Me hizo bastante ilusión que me hicieran un traje, era el primero que me hacían. Después fuimos a dar una vuelta por Nueva York, algún evento y comimos... La siesta no pude porque al final estás muy nervioso. Intentas tranquilizarte, disfrutar con la familia... Pero es complicado".
Y después, camino del Barclays
"Cogimos un taxi y nos fuimos a Brooklyn. Allí estuve con los europeos, con Zizic, con Zubac... Y nada, estuvimos hablando, esperando".
Y arranca el show...
"Empieza la ceremonia y la verdad es que es muy bonito pero muy largo. Yo fui el número 15 y a lo mejor estuve hora y media o dos horas".
Lo es... ¿Alguna anécdota del evento?
"Sí hay, sí (sonríe). Cuando empezó estaba sentado en mi sitio, pero después me cambié. Iba a hablar con mi padre o con mis agentes. Y de repente, estaba con mi agente en un sitio en el que no tenía que estar, hablando de cualquier cosa. Y entonces, cuando va a salir el número 15... Nunca lo olvidaré ¡Me voy a poner a llorar, tío! (ríe). Mi agente está con su móvil y le envían un mensaje de que me van a coger. Yo no lo sabía. Y se da la vuelta y me dice: 'Congratulations, Juancho. You are the next, you are the next'. Y yo no sabía cómo reaccionar. Las cámaras saben quién va a salir y dónde está, pero yo no estaba en mi sitio. Vi que salía Adam Silver (a anunciar el pick) y salí corriendo. Todas las cámaras venían, cuando salen de la green room (donde esperan los grandes favoritos), todo el mundo mira dónde van las cámaras. Todo el pabellón mirando, llegué al sitio corriendo, empecé a llorar... Mi madre me decía que tranquilo, pero yo no podía parar de llorar. Después salí, me dieron la gorra... ¡No estaba en mi sitio! Fue un momento muy emotivo para mí".
¿Y después? Porque yo salgo de allí y empiezo a gritar a los cuatro vientos...
"Sí, la verdad es que todavía no he dejado de pensar en todo lo que fue ese día, en todo lo que ha sido este año. Fuimos a cenar todos, intenté disfrutar del momento. Cenamos como a la una de la madrugada, que allí es una locura. No sé, fue felicidad... Es un día para recordar, con la gente que me ha apoyado siempre. Millones de mensajes, pero al final me quedo con los de la gente que me ha visto sufrir, que me ha visto luchar y superar las dificultades, que son los que más me importan. Al día siguiente estuvimos por Nueva York y el de después nos fuimos a Denver a hacer la entrevista, planear el verano..."
Y a jugar...
Y a jugar.