REAL MADRID 79 - VALENCIA 86 (1-1)
Un canastón de Dubljevic le quita el factor cancha al Madrid
El pívot montenegrino (20 puntos y 9 rebotes) rompió el empate a falta de 57 segundos. Luego dos rebotes de ataque visitantes sentenciaron. El Madrid fue a remolque.
Una canasta de Dubljevic a la remanguillé con Nocioni asido a la bola, en una acción que rozó la lucha, rompió el empate a falta de 57 segundos (79-81). Al pívot montenegrino, que hizo un partidazo (20 puntos y 9 rebotes), le cerraba Hunter mientras Nocioni acudía a la ayuda (imagen de arriba). Pero logró levantar el balón de una manera increíble, mezcla de deseo, fuerza y habilidad. Y algo de suerte, por supuesto, la que supo buscar. La que encontró. Agarrado a ese tiro imposible que subió con plomo y cayo flotando en el aire, el Valencia despegó con los puños apretados.
Entonces, todas las miradas se giraron hacia Llull, que llevaba 20 tantos en el tercer cuarto (22 al final). El héroe menorquín no alcanzó los minutos críticos tan fresco como el viernes. El Madrid fue siempre con el gacho, obligado a remontar, y Laso tuvo que exprimirle. Su determinación, eso sí, no decayó. El Increíble asumió igualmente la responsabilidad, pero falló y la jugada posterior se resolvió con un tiro libre de Dubi y dos rebotes de ataque consecutivos que sentenciaron la batalla. El primero de Will Thomas y el segundo de Sastre con falta recibida. Esta vez el alero sí acertó desde la personal: 79-84 a 17 segundos de la bocina.
Un canastón de Dubljevic le quita el factor cancha al Madrid
Victoria del Valencia Basket. La primera de su historia en una final en su segunda participación (en 2003 cayó 3-0 ante el Barça). Asaltó con éxito el WiZink Center (1-1), donde solo el Granca había arañado un triunfo en esta Liga. El campeón pierde el factor cancha, todo el protagonismo ahora es para La Fonteta (este miércoles y el viernes, 20:30 ambos en #0).
El Valencia ejecutó su plan de partido con prestancia. Hizo muchas cosas y casi todas bien. Mantuvo el nivel de acierto del viernes y añadió elementos a la ecuación. Bien Vives y su tobillo, y mejor el otro tocado, Rafa Martínez. Sikma calcaba registros e influencia (9 puntos de salida) mientras que el adversario iba siempre un paso por detrás. El juego interior blanco al completo se cargaba de faltas y concedía hasta cuatro 2+1 en 16 minutos. Y los exteriores permitían varios tiros cómodos.
La ventaja taronja hizo cima en el primer parcial: 10-21. Y luego tuvo otro pico de ocho tantos a solo tres minutos del descanso: 33-41. Los de Pedro Martínez sufrieron en ese instante un pequeño bajón. La cabeza entró en los vestuarios antes de hora, cuando las piernas aún corrían sobre el parqué, y el Madrid lo aprovechó para echarse encima: 41-43.
La cuarta falta de Ayón
En la reanudación, Llull rubricaba la primera ventaja local con un Ayón muy incisivo, pero su cuarta personal le devolvía al banco. Y sin el mexicano, Dubljevic cargó al poste antes de que Oriola cogiera el testigo con un par de continuaciones. Ni de inicio ni en el tercer cuarto, Randolph era un cero a la izquierda y por eso Nocioni cobró protagonismo. También Reyes, que dejó huella. Cuatro canastas del capitán y nueve puntos de Llull hacían creer al Madrid lo que no era (64-59). El remolque blanco adelantaba a la cabeza tractora, un espejismo. Pobre actuación de Maciulis y cero puntos de Rudy, dos de Doncic y cuatro de Carroll.
Todo se decidiría en un último acto en el que Dubljevic regresó a la pista fresco y sereno mientras Diot descerrajaba dos triplazos. El Valencia no se arrugó y dio la campanada. Antes del canastón postrero de Dubi, un robo de Diot en un pase horizontal de Doncic obligó a Llull a cometer una antideportiva. Dos tiros libres y la penetración de Diot dejaban malherido al Real (73-78). La final pasa ya por la Fonteta. La proeza es posible, que el Madrid se levante, también.