El hijo de Brown, 'infiltrado en Cleveland': "No puedes llevar eso aquí…"

Steve Kerr regresó al banquillo de los Warriors en el segundo partido de las Finales y se llevó una emocionante ovación del Oracle Arena. El técnico había sido baja desde el tercer partido ante los Blazers, en primera ronda, por la reaparición de sus problemas de espalda, los que ya le obligaron a perderse el inicio de la temporada 2015-16, la de las 73 victorias. En su ausencia, el asistente Mike Brown defendió la plaza (pleno de victorias) y propició un cara a cara entre entrenadores de raza negra en unas Finales por primera vez desde 1975.

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También propició una buena historia: natural de Ohio, Brown llevó a LeBron James y a los Cavs a la Final de 2007 (barridos, 4-0, por los Spurs de Popovich, su mentor) cuando solo tenía 37 años. En 2010 fue despedido, tras el desgaste de su relación con LeBron y dos años sin volver a las Finales pese a ganar más de 60 partidos de Regular Season, y en 2013 contratado de nuevo… para volver a ser despedido tras una temporada y a pesar de haber firmado por cinco y 20 millones de dólares. Así que Brown se enfrenta a una franquicia que le sigue enviando cheques como parte del finiquito y a una ciudad en la que tiene su residencia y donde vivía después de ser destituido y antes de irse al suroeste para hacer visitas regulares a Popovich y sus Spurs y seguir las andanzas de uno de sus hijos en la Universidad de Nuevo México.

El otro hijo de Brown también quiere ser deportista profesional, como el hermano del técnico, que jugó cuatro años (1995-99) en la NFL. Cameron Brown quiere hacer carrera en el football y es un puntal defensivo en los Spartans de Case Wenstern Reserve University. Por esta universidad de Cleveland se pasea Cameron con sus camisetas de los Warriors, el equipo para el que ahora trabaja su padre: “En muchos de los sitios a los que entro me dicen ‘te has equivocado de camiseta’ o ‘no puedes llevar eso aquí’ o sencillamente me preguntan la razón por la que la llevo”.

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La rivalidad entre Cavs y Warriors, los primeros equipos que se enfrentan en tres Finales de la NBA seguidas, está en su punto álgido con este duelo de 2017, pero el Cameron Brown (20 años) nunca cuenta quién es su padre porque nunca ha querido que eso pueda influir en la opinión que puedan tener de él o en las posibilidades que se le brinden: “No me sentiría cómodo, aunque hay gente que se entera y entonces entiende las cosas mejor”, dice antes de asegurar que siempre apoyará todo lo que tenga que ver con Cleveland… menos cuando los Cavs se enfrenten a un equipo para el que trabaje su padre. La familia es lo primero.