REAL MADRID 101 - UNICAJA 72 (2-0)
Un Carroll desatado aplasta al Unicaja: 29 puntos y ocho triples
El escolta desarboló al Unicaja en un segundo cuarto para la antología de nuestra Liga. Sumó 21 puntos entonces, 18 en apenas 5:20 y 9 en el último minuto.
Venía a decir Laso antes del partido que no le preocupaba que Llull no tuviera el día. Que si Carroll lanzaba solo, las iba a meter. Y no, no tiró solo, pero las metió igual. De colores. Una detrás de otra, para ser precisos. También Llull, por lo que al descanso ya no había combate. Ni nada que se le pareciera. Lo reventó el Madrid tras el 30-10 del segundo cuarto: 57-33 y 2-0. A un paso de la final.
El duelo empezó a ganarlo la pareja Doncic-Hunter. Conexión perfecta. El esloveno no paró de generar juego, tan centrado como efectivo. Pero lo de Carroll fue más allá. Nos dejó una exhibición para la antología de nuestra Liga, una de esas que recordaremos cuando pase el tiempo. Boom Boom desató la locura en la grada con 21 puntos en el segundo cuarto, 18 de ellos en 5:20 y los nueve últimos, tres triples, en el minuto final. Sumó seis dianas de tres de siete intentos y un 2+1.
El mejor tirador de Europa afrontó este segundo asalto de la semifinal como un desafío. Venía de anotar cero puntos el miércoles con su equipo llamándole a gritos en apoyo de Llull. Como había llamado sin éxito a Doncic y a Rudy. El Increíble asistió a la demostración de su compañero desde el banco tras calentar motores de salida: ocho tantos en los cinco primeros minutos, diez en el primer parcial.
El Madrid se miraba al espejo y se reconocía con gesto sonriente. Corría, las embocaba de lejos (14 de 30), asistía y anotaba cerca del aro (22 de 30 de dos), no perdía balones y defendía a gran nivel. Se reencontró en todas las facetas del juego y desarboló al Unicaja. Buena labor de Taylor también, y de Felipe Reyes.
Los de Plaza aguantaron de inicio el pulso a toda pastilla del rival (18-18 y 27-23 con gran trabajo de Dani Díez en el rebote), pero pronto les doblaron el brazo y desistieron. Entregaron las armas vencidos en la batalla del talento y tocados en lo físico. El tobillo de Nedovic, el hombro de Omic... Un trote de calendario que pasa factura. Eso sí, en la segunda parte no hubo desgaste para ninguno. Velaron armas para la cita del domingo (18:30, #0).
Drazen Petrovic
La reanudación se presentó sin indicios de rebelión. Un triplazo de Llull desde al menos nueve metros, otro de Maciulis y una canasta y un mate de un Randolph fallón en el tiro desmontaron la reacción que quería orquestar Plaza. Carroll redondeó la faena con dos triples más, ocho en total (y 29 puntos), su récord en la ACB, a uno de los nueve que logró Drazen Petrovic en 1989. El Madrid está a un triunfo de su sexta final seguida, pero Málaga no se rinde. No aún.