Booker, un diamante en Arizona; 70 puntos y aún menor de edad
Aterrizó en Phoenix la temporada pasada, su padre jugaba en Italia con Gallinari y su segundo nombre es Armani.
Nacido en Michigan el 30 de octubre de 1996, Devin Booker es, tras su paso por la Universidad de Kentucky (compañero de Karl-Anthony Towns, Cauley-Stein, Lyles...), uno de los jugadores con más potencial de toda la NBA. A sus 20 años, el ex de los Wildcats se ha convertido en menos de dos temporadas en la pieza central del proyecto de futuro de los Phoenix Suns. Y lo ha hecho aprovechando su oportunidad (las lesiones le dieron la titularidad la temporada pasada... y hasta hoy), sin egoísmos ni prisas. Con su cara de niño y su talento natural para anotar, Booker apenas ha tardado en convencer a compañeros, analistas, aficionados y rivales de que será una estrella en la mejor liga de baloncesto del mundo.
Era un tirador. "El próximo Klay Thompson", decían. Pero no, el número 13 del Draft de 2015 ya ha demostrado que es mucho más que el mejor lanzador de aquella camada universitaria (hace cosas que a Klay le costaron cuatro/cinco años de experiencia y entrenamiento). Estamos ante un gran anotador capaz de sumar desde cualquier punto de la cancha, con fundamentos que asustan y un basketball IQ que supera las mejores expectativas. Tiene un manejo de balón muy poco habitual en un escolta tirador que acaba de llegar a la NBA (es mucho más que eso, claro) y, además, se ha destapado como un buen pasador. Al juntar todos los ingredientes, el potencial de este diamante, discípulo de Yoda, se sale de todas las tablas conocidas: el mejor tirador de su quinta, amenaza dentro/fuera por su gran manejo, paciencia y buena lectura del pick&roll, fundamentos, generoso en el pase, atrevido e inteligente sobre el parqué. Qué pinta de estrella.
Explosión anotadora
suns.com
Hijo de jugador de baloncesto (su padre jugó con Gallinari en Italia y se enfrentó a Kobe Bryant y a Kevin Garnett en la NBA, igual que hizo Devin la temporada pasada), Booker superó la treintena en seis ocasiones en su primera temporada. Aprovechó su oportunidad como titular (lesiones) y en Arizona no tuvieron que mirar atrás: habían encontrado un jugador diferente, un jugador realmente especial. En su segundo año (no cumple los 21 hasta octubre), el escolta ya ha superado los 20 puntos en 40 ocasiones, se ha ido 11 veces más allá de los 30 y ayer hizo historia anotando 70 en Boston. Como suena... Un número que no aparecía en la NBA desde los mágicos 81 de Kobe contra los Raptors y al que solo se había llegado 10 veces en la historia de la Liga. Un número que no olvidaremos jamás.
Un líder oportuno
Cuando todo parecía ir mal en Arizona (lesiones, traspasos poco acertados, contratos inflados, etc), la aparición estelar del ex de Kentucky como líder cambió la desesperación por las sonrisas. Esta temporada, ya asentado como jugador franquicia (o proyecto de), Booker sigue tirando de un equipo que empieza a juntar piezas más que interesantes de cara al futuro y que encontrará un gran apoyo en su elección de primera ronda del próximo draft. Un anotador fuera de lo normal. Un jugador especial. Un diamante en el desierto.