Randolph remata la faena con 13 puntos en el último cuarto

El Madrid amagó de inicio con un KO por la vía rápida (16-30), pero el Retabet Bilbao, un fajador de primera, aguantó el duro envite. Resistió con todas las armas a su alcance (el interior Ivan Buva, 23 puntos) y tuvo incluso opción de réplica. Entró al cuarto periodo solo tres abajo (62-65) y ahí sí, se le apagó la luz.

Cinco minutos y medio sin anotar frente a unos rapidísimos Draper y Rudy en la anticipación y un sólido Ayón y luego Hunter. Mientras, en el otro aro se agigantaba la figura de Anthony Randolph. Primero un mate tras un alley-oop servido por Rudy, luego un triple, más tarde un par de canastas con falta incluida… Así hasta 13 puntos en el último cuarto, todos los que encestó. Un Madrid intermitente, pero de ráfagas demoledoras que abaten al enemigo con talento individual y tras esa labor de zapa colectiva que tanto desgasta. Buen trabajo de salida de un Ayón al alza, más fino en todo, también en lo físico; nuevos destellos de clase de Doncic, que firmo números y dos o tres jugadones para repetir en bucle, y los mejores momentos ofensivos del curso de Draper y también de Taylor (3 de 4 en triples). Antes, en el minuto 11, Rudy había dado el susto al dañarse la rodilla derecha. Quedó en un golpe y regresó a la acción.

En los locales, Tabu intentó respaldar desde el perímetro a un Buva crecido en zona ajena. Mumbrú y Bamforth, en cambio, no pudieron. Muy vigilados, casi anulados. Y Hervelle tampoco fue capaz de venirse arriba en un día muy emotivo, con su familia en la grada. Recibió antes del partido la makila de honor de la entidad, un bastón de mando por su trayectoria, por ser el extranjero con más partidos en la historia del club bilbaíno (en el Madrid solo le superan Carroll y Bullock). Trece temporadas seguidas en la ACB. Un trocito ya de la historia de nuestra Liga.

El Retabet había soñado con la proeza en el tercer cuarto al cobijo del ardor guerrero de Eric y del impulso final de Buva. Le ayudó una de las desconexiones del rival. No estaba Llull y surgió imperial Randolph. Demasiados ases en la manga de Laso. Triunfo al zurrón para sacar brillo al liderato. Más arriba aún tras la derrota del Barça en Andorra.