Lou Williams se sale (35) otra vez pero los 'baby Lakers' se hunden
Promedia 24,2 puntos desde el banquillo en los últimos cuatro partidos, lo nunca visto desde 1970. Pero la defensa lastra a los Lakers.
La eficiencia defensiva es ya la peor de la NBA. Las lesiones (concentradas en un backcourt que se ha quedado tiritando sin Russell, Young ni Calderón) se han cobrado un precio muy alto y han quebrado unas rotaciones en las que Luke Walton basó el éxito temprano de sus baby Lakers, que han perdido cinco partidos seguidos y están 10-15. Y que siguen sin D’Angelo y con un Jordan Clarkson (14 puntos, 0/5 en triples) que en diciembre ha perdido el toque y un Julius Randle que sigue haciendo de todo pero ya no todo bien porque se parece peligrosamente a la versión impaciente y poco disciplinada que enseñó con Byron Scott (esta vez 15+9+5… con 6 pérdidas y 4/11 en tiros) y no a ese jugador con un aire a Draymond Green que empezaba a perfilar Walton.
Los Lakers también perdieron contra los minúsculos Suns sobre todo porque su defensa ha desaparecido por completo. Los de Arizona se fueron de 18 silbando (64-82), superado el ecuador del tercer cuarto y después de anotar en casi cada ataque. Después los Lakers reaccionaron y pusieron el partido en 113-115. Ya no recuperaron más. Los Suns anotaron los suficientes triples primero y tiros libres después para secar una furiosa remontada de unos Lakers que ya saben que no se trata de reaccionar a golpe de épica (su defensa no lo permite, en todo caso) sino de no dejar que el partido se les escape de semejante manera antes. No ante un rival como los Suns.
Ingram (9 puntos, 7 rebotes, 3 asistencias) anotó un triple descomunal para ese 113-115 que dio esperanzas con media posesión por jugar. Pero no había hecho demasiado antes en ataque. En realidad, y más allá del trabajo de Larry Nance y algunos buenos minutos de Marcelinho, los Lakers se fiaron casi exclusivamente a ese Lou Williams que está en trance: 35 puntos, 6/12 en triples (que llegó a ser 6/9), 5 rebotes. En los últimos cuatro partidos promedia 34,2 con 137 puntos totales, no nunca visto para un jugador de banquillo desde 1970.
Pero, pese a los apuros finales cuando Devin Booker ya había cometido la sexta falta, los Suns se bastaron para llevarse el triunfo gracias a la producción de sus guards ante una defensa exterior de plastilina: 15 Booker, 14 Knight, 21 Barbosa (5/7 en triples, importante para evitar la remontada) y 30 con 9 asistencias un Bledsoe que ganó el partido a base de jugar bloqueo y continuación constantemente y crear superioridades a partir de ahí. Muy sencillo contra un muro de papel. Muchas canastas fáciles y 7 victorias ya (7-16) para los Suns, un proyecto que no se sabe muy bien hacia dónde va.