La rapidez con la que la llegada de Luke Walton se ha dejado notar en los Lakers es una de las grandes noticias de lo que llevamos de temporada en la NBA. Con el técnico de 36 años al frente los baby Lakers transmiten excelentes sensaciones: D’Angelo Russell, Brandon Ingram, Julius Randle, Jordan Clarkson, Larry Nance… el equipo gana partidos y los jóvenes disfrutan y crecen: el plan perfecto, algo estropeado últimamente por las lesiones.

Una de ellas la de Russell, que estaba mostrando un enorme crecimiento como referente del juego colectivo (el talento anotador siempre ha estado ahí) antes de que unos problemas de rodilla le obligaran a frenar. No juega desde el 20 de noviembre y se ha perdido ya ocho partidos. Estaba promediando 16,1 puntos y 4,8 asistencias.

Lo que no ha perdido Russell con la inactividad es el optimismo, tal y como demuestra en un artículo de Baxter Holmes para ESPN the Magazine. El ex de Ohio State quiere que sus Lakers no den pasos sino auténticas zancadas al sprint: “No quiero volver a verme con un balance negativo. No quiero que estemos otra vez perdiendo partidos, sin química entre los jugadores… Creo que este equipo y esta franquicia está generando algo que hará que otros quieran formar parte de ello. La gente querrá estar en estos Lakers. Es cierto que la presión es tremenda, y algunos lo pueden manejar y otros no. Yo siempre ha atacado la presión. Lo que quiero es formar parte de esta reconstrucción, estar en el grupo que dé la vuelta a las cosas aquí. Ya sé lo que es estar en el pozo…. Así que ahora lo que quiero es ir a playoffs este año… y el próximo, a las Finales.”

Parece un ataque de optimismo, desde luego. No hay precedentes de un equipo que pase de ganar 17 partidos a jugar las Finales en dos temporadas. Lo más cercano podrían ser los Cavaliers, que pasaron de 33 victorias en la 2013-14 a dos Finales seguidas… tras la llegada de LeBron James (y otros, pero básicamente LeBron James). Y es cierto que, entre otras cosas, estos nuevos Lakers de Walton y ese núcleo joven sí están consiguiendo mejorar drásticamente su imagen y por lo tanto su posicionamiento de cara al próximo mercado veraniego. Otra ventaja de hacer, por fin, las cosas bien.