Russell (32) y Randle (17+14+10) son los jefes de los Lakers
Triple-doble de Randle y 7 triples de Russell para unos Lakers que ganaron a los Nets y llegan 7-5 a un tramo durísimo de calendario.
No es gran cosa ganar en casa a los Nets, a estos Nets, y hacerlo sin vivir tranquilo hasta los últimos 90 segundos. Pero conviene quedarse con todo lo positivo que han hecho los Lakers en sus primeros 12 partidos de temporada: 7 victorias (7-5), las mismas que habían alcanzado la temporada pasada… el 1 de enero (y con 27 derrotas a cuestas). En cuatro partidos han llegado a un mínimo de 120 puntos, algo que habían hecho tres veces en las dos últimas campañas completas (la maltraída era Byron Scott, la madre de todos los récords negativos). Y están 7-5 después de jugar 5 partidos en casa y 7 fuera. Y están séptimos del Oeste con el mismo balance que Jazz y Blazers y por delante de Grizzlies y, de repente, Thunder. Conviene recordarlo por lo que viene ahora: Spurs, Bulls, Thunder, Warriors, Warriors, Hawks. Terrible pero con, al menos, cinco de los seis (excepto una visita a Oakland) en el Staples Center.
El trabajado triunfo ante los Nets tuvo dos protagonistas obvios: D’Angelo Russell y Julius Randle. El primero arrancó el partido con un supersónico 5/5 en triples (7/13 final) y acabó con 32 puntos, 8 rebotes, 4 asistencias y 3 robos. Dirigió bien, influyó en el juego más allá de las estadísticas y exhibió la mejoría defensiva que tiene feliz a Luke Walton, que de Randle dijo esto tras el partido: “Está empezando a darse cuenta de lo bueno que puede ser en esta liga”. Randle fue una percusión constante en todas las partes de la cancha, lo que ha sido durante todo este arranque de temporada: 17 puntos con solo 8 tiros (5/8), 14 rebotes y 10 asistencias. El segundo triple-doble de su carrera, algo que en los Lakers y con menos de 22 años solo había logrado Magic Johnson. De hecho, estos son los únicos jugadores que han sumado más para la franquicia desde 1985: Magic (69), Kobe Bryant (21), Pau Gasol (5), LaMar Odom (4) y Vlade Divac (4). Por su energía y su forma de jugar, el ala-pívot sumará unos cuantos más.
De entre los veteranos, Luol Deng tuvo un tramo destacado en el tercer cuarto (ahí anotó sus 8 puntos), cuando los Lakers cogieron el colchón de puntos que ya no soltaron, y Mozgov (con un buen relevo de Tariq Black) aportó mucho (20 puntos, 6 rebotes, +13 con él en pista), aunque tuvo que perseguir por todas partes a un Brook Lopez (30 puntos, 10 rebotes) que se hartó a tirar por fuera (4/11 en triples) pero que dejó algo abandonado al final a Bogdanovic, que acabó con 29 puntos (20 en un gran segundo tiempo). Los Nets juegan sin Jeremy Lin y, con una plantilla en absolutos mínimos, juegan bien y compiten: están 4-7, y eso tras dos derrotas seguidas. Y, sobre todo, están demostrando que en su reinicio desde la absoluta tierra quemada, el general manager Sean Marks acertó con la contratación de Kenny Atkinson, (no por casualidad) antiguo ayudante de Budenholzer en Atlanta.
Atkinson tiene 49 años y mucha carrera por delante. No digamos Luke Walton y sus 36 años. El de San Diego, un rayo de sol que ha iluminado de nuevo ese Staples en el que fue campeón como jugador, volvió a demostrar que sabe cómo ganar sin dejar en el camino a los jóvenes. El gran suspenso de entre los muchos suspensos de Byron Scott. Con una gestión perfecta de la rotación y una apuesta final por un quinteto en el que estaban Russell, Clarkson, Randle y un Brandon Ingram que anotó seis de sus ocho puntos al final, cuatro tiros libres y una excelente penetración en un momento clave (para el 114-107). Después puso un tapón a Booker cuando a los Nets se les agotaba la última vida. Otra vez, palabra de Walton: “Es un ganador, no tiene ningún miedo a las jugadas decisivas y tiene una gran lectura del juego. Ya se está convirtiendo además en un excelente defensor en los momentos importantes”. Ingram tiene 19 años, uno menos que D’Angelo y dos menos que Randle. Así que las cosas -sensaciones y resultados pero sobre todo sensaciones, que son promesas de fufuro- van de maravilla en los Lakers. Casi cuesta creerlo con los últimos tres año en el petate, pero es así.