El bloque es muy parejo al de las últimas temporadas. Chris Paul y Blake Griffin vuelven a capitanear, respectivamente, el juego exterior e interior. Pero Rivers ha tenido muy presente el chasco final de la pasada campaña —ante los Blazers en forma de lesiones— de la pasada campaña. Eso es lo que le ha llevado no sólo a mantener al núcleo duro del roster, sino a contratar a los veteranos Raymond Felton, Alan Anderson, Brandon Bass y Marreese Speights. Su experiencia permitirá otorgar un mayor descanso durante la temporada al dúo anteriormente mencionado. Reduciendo su carga de minutos se pretende que lleguen al tramo final en su mejor forma y con el riesgo de sufrir algún percance físico reducido al mínimo.
Para que esto sea así, Felton debe aportar agresividad de cara al aro cuando esté en pista. Una amenaza ofensiva que en Crawford se da por hecha. Redick y Rivers serán los otros dos pilares exteriores. Austin, el hijo del jefe, incluso actuará de alero cuando su padre decida jugar pequeño. Precisamente, el puesto de ‘3’ es el que ofrece más dudas: ¿apostar por el trabajo defensivo de Luc Mbah a Moute o por la mejor muñeca de Wesley Johnson? Sin embargo, el mayor problema de los angelinos no reside ni en la defensa ni en su tiro exterior. Y es que, por complicado que resulte aceptarlo, vienen de ser el segundo peor equipo en porcentajes de rebotes. Para ayudar a DeAndre —si quiere ser all star necesita dar un paso más hacia adelante— y Griffin en esta faceta, han reforzado las posiciones interiores con la polivalencia de Speights, la entrega de Bass y la apuesta por el rookie Diamond Stone. Pierce completa la lista de notables. El alero deberá readaptar su rol al de ‘cuatro’ abierto, esperar su oportunidad y luchar contra el inevitable declive físico para marcar diferencias como sabe hacer. Bienvenidos a su último baile en la NBA.
Se ganó a pulso en los Celtics su impronta como uno de los mejores entrenadores de la Liga, pero el crédito se le ha ido agotando desde su aterrizaje en los Clippers. Debe certificar con algún golpe maestro de esos que marcan la diferencia en los Playoffs su condición de estrella de los banquillos.
La estrella: Chris Paul
El base comparte los focos junto a Griffin, pero sigue siendo el gran referente de los angelinos. Un año más tratará desprenderse de la etiqueta de jugador gafado en los Playoffs. Lo que no quita que haya muy pocos como él defendiendo, dirigiendo y anotando. Un seguro de vida que necesita dar un paso adelante en su carrera.
