Chicago Bulls: el momento de reinventarse con Butler
La franquicia de Illinois ha sufrido un cambio total de look. Ahora, debe a encontrar el camino para devolver la gloria a la 'ciudad' de Jordan.
Esta temporada se cumplen 20 años del quinto anillo en la historia de Chicago Bulls. El quinto para el mejor jugador de siempre, un Michael Jordan que coló a la franquicia de Illinois en la historia de la NBA. Desde esa gloriosa época, que finalizó con seis campeonatos en ocho memorables temporadas, el equipo busca la forma de encontrar la grandeza perdida, con diferentes proyectos, reconstrucciones periódicas y entrenadores de quita y pon (sólo Tom Thibodeau llegó a los cuatro cursos completos), pero las musas del baloncesto están esquivas. Se ríen de ellos. Aunque nada comparable con la carcajada de la pasada campaña. Hace tan sólo un año se entendió que Chicago poseía el armamento necesario para luchar con el todopoderoso LeBron James. Había un nuevo proyecto con Hoiberg en el banquillo. Además, Rose estaba sano; Butler era ya una estrella en la Liga; Pau Gasol volvía como esplendoroso MVP del Eurobasket… todo eso y más (Noah, Mirotic…) daban argumentos para que el Este fuera un campo de batalla digno… y fue un fracaso estrepitoso.
Con un estilo de juego indescifrable, los Bulls se quedaron fuera de playoffs (9º) por segunda vez en los últimos 12 años y el peor balance (42-40) desde 2010 cuando Vinny del Negro estaba en el banquillo. Fue un golpe incomprensible y demoledor, que ha traído una mini-revolución al conjunto, con el objetivo no hacer más el ridículo, es decir, llegar por lo menos a la postemporada. Es innegociable. Cueste lo que cueste, esa idea está grabada a fuego en la espalda de los jugadores. A partir de ahí, crecer con la certeza de que golpear en siete partidos a los Cavaliers en el Este es una misión casi imposible, pero cosas más raras se han visto, ¿verdad?
Para ello, Chicago se ha levantado a través de dos cimientos: el líder consolidado con Butler de referencia y la emoción de tener a Wade de vuelta en el hogar. La salida de Rose a New York Knicks, sitúa al medallista en Río como el macho alfa de la manada. Ya no existe la esperanza e ilusión pasada de recuperar a Rose, ni la competencia en el parqué, para no ser considerado el jugador franquicia. El escolta es dueño y señor en unos Bulls eufóricos porque un triple campeón de la NBA de Illinois ha retornado.
Wade junto los talones y los golpeó hasta aterrizar de nuevo en el estado que le vio nacer hace 34 años, después de 13 temporadas en unos Heat donde la grandeza le atravesó con tres anillos y 12 All-Stars. No veremos al mejor Wade. Es cierto. Pero es ‘Flash’. Ni más, ni menos. Sólo toca agradecer lo que ha hecho y disfrutar con lo que aún puede hacer, pues realmente no hay lugar mejor que el hogar.