PORTLAND TRAIL BLAZERS | FRANQUICIA
La maldición de la franquicia que no quiso a Michael Jordan
Los Blazers dejaron escapar en noches de draft a Kevin Durant, Julius Erving... y Michael Jordan. En su lugar, eligieron a Sam Bowie en 1984.
En un rincón del noroeste, por encima en los mapas de la populosa California, Portland se ha quejado históricamente de la poca relevancia que se le da a nivel nacional, un asunto que ha lastrado las aspiraciones de una franquicia NBA como los Blazers, generalmente de funcionamiento modélico pero a la que le cuesta ser un foco de atención para los agentes libres de primera categoría. A los Blazers le debe Portland casi toda la atención deportiva que recibe… y el apodo de Rip City, casi ya sinónimo de la ciudad y que surgió en 1971, el primer año de vida de la franquicia, cuando Jim Barnett anotó un tiro lejanísimo contra los Lakers y el locutor Bill Schonely gritó en plena celebración eufórica “Rip City!, all right!”. Un gran apodo, desde luego uno perfecto para la ciudad del equipo que cabalga sobre los hombros de un genio como Damian Lillard.
Lillard fue un enorme acierto (número 6, 2012), más para una franquicia cuya historia está marcada por las decepciones en el draft: en 1972 eligieron con el número a LaRue Martin dejando en el camino a McAdoo, Westphal… y Julius Erving. Hace nueve años prefirieron a Greg Oden por delante de Kevin Durant, que además se fue a aquel vecino archienemigo que eran los Supersonics… y en 1984 dieron el número 2 a Sam Bowie y no a Michael Jordan. Las lesiones alimentaron un aura casi maldita para el equipo que en el 74 eligió con el 1 a Bill Walton, otra gran estrella maltratada por los problemas físicos pero que al menos pudo dar a Portland el único anillo de la NBA de su historia.
El propietario: Paul Allen
Uno de los cuarenta hombres más ricos del mundo y nacido en la cercana (y rival deportiva) Seattle, Paul Allen se hizo con los Blazers en 1988 a cambio de apenas setenta millones de dólares. Bajo su mando, la franquicia ha jugado veinte veces playoffs en 28 años, y llegó a dos Finales perdidas ante los Pistons de Isiah Thomas y los Bulls de Michael Jordan. Eso, el segundo anillo de la franquicia, es el sueño de quien es también dueño de Seattle Seahawks en la NFL y Seattle Sounders en la MLS. Allen era amigo de Bill Gates, y junto a él hizo fortuna. De hecho suya fue la idea del nombre de su nuevo negocio: Micro-soft. Su fortuna actualmente ronda los 20.000 millones de dólares.
General Manager: Neil Olshey
A los 51 años, Olshey bordeó el premio de Ejecutivo del Año la temporada pasada: solo RC Buford, y sus retoques en los Spurs, le quitaron un premio que habría sido muy merecido si lo hubiera ganado el directivo que revitalizó en tiempo récord a los Blazers tras la salida en un mismo verano de LaMarcus Aldridge, Robin Lopez, Nico Batum, Wes Matthews y Arron Afflalo. De la nada a las semifinales del Oeste con una brillante apuesta por el talento joven, por explotar y en la franja de edad del nuevo rostro de la franquicia: Damian Lillard. Trabajó en los Clippers, donde llegó a ser entrenador asistente y finalmente vicepresidente de operaciones.
Estrella histórica: Clyde Drexler
Por encima de Bill Walton, Terry Porter y Maurice Lucas, The Glide: Clyde Drexler, un escolta fascinante, uno de los cinco mejores de todos los tiempos, que jugó en Oregón durante doce años en los que fue ocho veces all star… pero no pudo ser campeón. Tras las derrotas en las Finales de 1990 y 1992 ante Pistons y Bulls, los Blazers le dejaron ir a Houston, donde había sido una estrella universitaria, para que alcanzara junto a Hakeem Olajuwon el ansiado anillo (1995) que tanto se le había resistido. Miembro del legendario Dream Team en los Juegos de Barcelona, promedió en toda su carrera más de veinte puntos, seis rebotes y cinco asistencias. Un jugador maravilloso de una época maravillosa.
El mejor momento: el título de 1977
Antes de que las lesiones se cebaran con Sam Bowie, Brandon Roy y Greg Oden, también machacaron a Bill Walton, el gigante pelirrojo que los Blazers eligieron para salvar la franquicia con el número 1 del draft de 1974. Walton, al menos, consiguió mantenerse sano en la temporada 76-77 y llevar a la franquicia al único título de su historia. También fue MVP de unas Finales en las que los Blazers remontaron a los Sixers tras perder los dos primeros partidos en cancha contraria. Walton y Maurice Lucas llevaron a la gloria a los de Oregón y el segundo aseguró, cuando el primero tiró la sudadera al público en plena celebración, que si la hubiera cogido él se la habría comido: “es mi héroe”. Walton promedió en las Finales 18,5 puntos, 19 rebotes, 5,2 asistencias y 3,7 tapones.