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Las hogueras de San Juan, el Brexit y el draft: incertidumbre

Difícilmente olvidaremos la noche del 23 de junio (madrugada del 24 en España) de este 2016. En muchos puntos de la geografía peninsular miles y miles de personas salían, principalmente, a las playas para saltar o contemplar las hogueras con motivo de la popular Fiesta de San Juan. Una festividad de origen pagano que, según dicen, sirve para ahuyentar los malos espíritus y darle una cálida bienvenida al verano. Seguramente, muchos (o no, quizá más de uno le prestara mayor atención al móvil que a las llamas) permanecieron ajenos al terremoto político y económico que se estaba gestando en el Reino Unido. Mientras Europa se iba a dormir tranquila por los resultados sobre el Brexit que vaticinaban las encuestas realizadas a pie de urna, en Brooklyn daba comienzo el draft 2016. Ese evento al que acuden los mejores jugadores jóvenes del planeta para conocer su futuro más inmediato mientras esperan a que un señor llamado Adam Silver confirme lo que en Twitter Adrian Wojnarowski —quizá sea la solución a las cocinas de la demoscopia británica— ya ha adelantado minutos antes. Ya lo ven, una noche singular: fuego, una sorpresa que traerá consecuencias históricas (aunque nadie sepa cuáles) y una muy extensa ceremonia sin gracia por culpa de un periodista y su altavoz en las redes sociales (el siglo XXI lo llaman). Explosivo cóctel.

Pero, por mucho que me cueste, centrémonos en el último de estos acontecimientos. Este es el portal digital de un diario deportivo. Y son muchas las cosas que han pasado en las últimas horas en la NBA. Dejando a un lado la llegada a Manhattan de todo un MVP (aunque venido a menos por tanta maldita lesión) como Derrick Rose, esta madrugada hemos visto como uno de los nuestros hacía las maletas. Y puede que no sea el único: Kris Dunn es más que una amenaza para Ricky Rubio en Minnesota. Pero lo que sabemos seguro por el momento es que Serge Ibaka ya no jugará más en Oklahoma City.

Hay quien ve su salida como el presagio de la de Durant en cosa de una semana. Es cierto que ambos guardan una magnífica relación cimentada a lo largo de siete años compartiendo vestuario. ‘Durantula’ será el primero que extrañe su intimidadora presencia, pero ¿era Ibaka una pieza fundamental en estos Thunder? No. En el verano de 2017 Ibaka reclamará un contrato que mejorara sustancialmente el que ya firmó en 2012 (cuatro cursos, 48 millones de dólares). De acuerdo, el nuevo convenio televisivo ya está disparando el gasto de los equipos en lo que a nóminas se refiere. Pero cuidado, si Durant se queda en OKC será ganando mucho dinero… lo mismo que Westbrook el próximo verano: más de 50 kilos y un porcentaje sensiblemente superior al 40% de masa salarial tendrán comprometidos sólo en ellos dos los truenos para la 2017-18. En OKC firmarían esta posibilidad con los ojos cerrados. Y para que esto se haga realidad, deportivamente hablando, necesitan convertirse en candidato (contender) al anillo desde ya. Victor Oladipo puede ser la solución definitiva a su ansiada búsqueda de un escolta de garantías (es mejor jugador que Dion Waiters), formar un backcourt más que respetable junto a Westbrook y quitar responsabilidad en ataque tanto a él como a KD. Por dentro, Ilyasova no es ni de lejos como Ibaka defensivamente. Vale, pero en ataque puede suplir el rol que el hispanocongoleño ha venido representando: hombre grande que juega cada vez más alejado del aro para liberar espacios a los coronales y con buena muñeca para el tiro exterior. Además, Enes Kanter y Steven Adams se reivindicaron ante los Spurs: pueden soportar el peso interior en ambos aros. Visto así, parece que en OKC no salen mal parados, ¿no? Sam Presti, como indica Abraham Romero, ha logrado reunir al número dos del draft 2007 (Durant), al cuarto de 2008 (Westbrook), tercero de 2007 (Kanter), cuarto de 2012 (Waiters) y segundo de 2013 (Oladipo) en un mismo equipos. Caballo ganador… si Kevin Durant lo quiere así.   

A todo esto, Ibaka aterriza en unos Magic con jugadores jóvenes y de talento (me cuesta no imaginar a Hezonja dando palmas contando los minutos que podrá tener tras la marcha de Oladipo), pero que parecen haber perdido un poco la senda iniciada. Traspasaron a Tobias Harris, Scott Skiles montó un incendió con su inesperados adiós… La contratación de Frank Vogel parecía una decisión más que acertada para enderezar el rumbo, pero ahora se quedan sin uno de los jugadores llamados a capitanear el proyecto (Oladipo) y renuncian a un ‘pick’ elevado en el que se podrían haber hecho con un Domantas Sabonis que lleva escrito en los genes: capacitado para triunfar. Vale, tienen a Ibaka, pero junto con la presencia de Vucevic las puertas vuelven a cerrarse para otra de sus perlas: el matador Aaron Gordon.  O empieza a rendir de alero, o el actual subcampeón de los mates va a volver estar más tiempo del deseado en el banquillo.

Pero hay más franquicias que han hecho movimientos interesantes o inexplicables. Para todos los gustos, según se mire. También los hay quienes que, por mucho lo intentarán, no lo consiguieron. De las 8 rondas con las que contaban en Boston (récord histórico en un draft), tres eran de primera ronda. De estas últimas, Danny Ainge no pudo (o no quiso) siquiera traspasar el ‘pick’ 3. Su apuesta acabó siendo Jaylen Brown, un alero que puede acabar de enterrar en el roster a un Jae Crowder que se ha ganado esta temporada, sobre el parqué (cuando no estuvo, el bloque lo notó), una oportunidad. La de Brown quizá sea una de las mayores sorpresas (junto al decimoquinto puesto de Juancho Hernangómez) de la noche. Todos esperábamos a Kris Dunn. Ese base al que antes nos referíamos y que los Sixers —tras inaugurar el baile con Ben Simmons— querían a toda costa. Se dice que desde 'Philly' ofertaron a los Celtics a Nerlens Noel (un interior, la posición que los verdes necesitan reforzar como el comer), Robert Covington y las elecciones 24 o 26. Vale que no estamos hablando de Jimmy Butler o Gordon Hayward, pero… A los aficionados de los orgullosos verdes (entre los que me incluyo) únicamente nos queda ya esperar a la agencia libre. Y confiar en el propio Ainge. Está perdiendo crédito, pero no olvidemos que él urdió hace justo nueve años el último gran equipo ‘celtic’. Stevens ya ha demostrado de sobra mejorar el rendimiento de sus equipos, aunque dar el siguiente paso requiere una estrella. Lo saben hasta en la Conchinchina.

A su vez, a priori. los Nuggets y los Sixers se revelan también como integrantes del saco vencedor en este draft. No pueden decir lo mismo (e insisto en el uso del a priori) los Kings. Divac optó por intercambiar el número 8 y un Marquese Chriss nacido en Sacramento (no es detalle menor el de la identidad) por dos pívots elegidos en los número 13 (el griego Papagiannis) y 28 (el haitiano Skal Labissière). Para quien ande despistado, recordemos que Cousins y Cauley-Stein (su gran apuesta en el draft 2015) también cuentan con la zona como su, valga la redundancia, zona de influencia. Y para más inri, el propio DeMarcus no se cortó a la hora de expresar su opinión en Twitter (sí, ‘Boogie’ sí, vas a necesitar mucha fuerza). Aunque eso sí, en la capital de Sacramento se hacen con los derechos de una de las futuras superestrellas del baloncesto europeo: Bogdan Bogdanovic. Tras dos años trabajando a las órdenes del maestro Obradovic, podría desembarcar ya este estío en la NBA. Seguro que cuando le vea jugar, Cousins le da su visto bueno de inmediato.

Ya ven, mucho que analizar y digerir. Y eso que esto es sólo parte de lo que nos ha deparado este draft 2016. Un buen aperitivo de cara a un mes de julio que se antoja tan desconcertante como apasionante. Casi tantas dudas y preguntas como surgen en Europa cada vez que se pronuncia una palabra que, nos guste o no, ya es una realidad: Brexit. Ante la incertidumbre que nos espera (también en la NBA), toca cruzar los dedos: esperemos que los que hayan saltado las hogueras sólo hayan espantado a los malos espíritus.