FINALES NBA 2016 | GOLDEN STATE WARRIORS - CLEVELAND CAVALIERS (3-1)
La revolución tecnológica de los Warriors para la gloria
El éxito de Golden State luce en las pistas pero nace fuera de ellas. Desde que Joe Lacob se hizo con la franquicia, esta ha hecho una apuestas que ahora da sus frutos.
En 2010 Chris Cohan vendió los Warriors por lo que hoy parece una minucia y entonces era un récord en la NBA: 450 millones de dólares. Los compradores, a través del grupo Mandalay Entertainment, eran Joe Lacob, que había hecho fortuna en Silicon Valley, y el productor de Hollywood Peter Guber. Una de las claves del éxito de Golden State, aunque no sea visible cuando Stephen Curry y Klay Thompson someten a los rivales con una lluvia de triples, ha sido una apuesta muy firma por la inversión en tecnología aplicada al deporte. Una cuyos frutos están recogiendo ahora.
Los Warriors han sido pioneros en muchas técnicas que después han utilizado casi todos los equipos, también la propia NBA. Fueron los primeros en colocar en sus instalaciones el sistema SportVU de cámaras que también tiene ya la liga, y que registra desde el techo todos los movimientos de los jugadores y datos de cada acción: distancias, velocidades… así descubrieron que Stephen Curry, por ejemplo, corre por partido entre 3,5 y 4 kilómetros. Este sistema, ahora fundamental para las 30 franquicias, fue moldeado en parte por unos Warriors que, por pura inexperiencia, tardaron en aprender a interpretar y utilizar la catarata de datos que ofrecía. En las últimas temporadas, ahí está el patrón, este ha sido su porcentaje de victorias: 35, 57, 62, 81 y 89%.
A partir de una recolección de información ya jerarquizada y de rápida utilización, los Warriors estudian cada pase, cada movimiento y cada situación de todos los jugadores en pista. Incluso hasta qué punto su forma de moverse en la adecuada y si eso puede tener que ver con un exceso de fatiga y un mayor riesgo de lesión. Porque en estos triunfales dos últimos años se ha acusado a los Warriors de tener mucha suerte con las lesiones, pero quizá no se trate tanto de una cuestión de azar como de una planificación exacta de cada entrenamiento en función de los esfuerzos que puede y debe hacer cada jugador. Para eso utilizan también, en los partidos siguen estando prohibidos, dispositivos portátiles (weareables) de Catapult Sports que van colocados entre los hombros, pegados al cuerpo y debajo de una camiseta compresora. Estos actualizan el estado físico y la reacción muscular del jugador con una precisión casi infalible. Incluso miden la presión a la que se está sometiendo a rodillas y tobillos para que se pueda detectar en todo momento cuándo algo no va como tendría que ir.
Lo Warriors, además, avanzan hacia nuevas soluciones pioneras, para las que usan como banco de pruebas a su equipo de la Liga de Desarrollo, Santa Cruz Warriors. Estos ya trabajan con ropa inteligente creada por Athos y que ofrece mediciones instantáneas del funcionamiento del corazón, la respiración y el estado de los músculos. Y con cascos auriculares facilitados por Halo Neuroscience que envían impulsos eléctricos al cerebro para mejorar la memoria muscular. El encargado de iniciativas digitales de la franquicia, Daniel Brusilovsky, está probando personalmente la que puede ser próxima arma futurista del equipo: las Neuroon, máscaras para dormir equipadas con sensores que mejoran el descanso y, por ejemplo, ayudan a combatir los efectos del jet lag en los a veces constantes viajes de lado a lado del país.
Noah: la máquina que tira como Stephen Curry
Otra de las joyas de la corona en las instalaciones de la franquicia de Oakland son dos máquinas Noahlytics, un aparato que ayuda a lograr el tiro perfecto y que también tienen ya las Lynx de la WNBA, los Jazz, los Mavericks y los Heat, que compraron un prototipo en 2004 por 20.000 dólares para intentar que Shaquille O’Neal, recién fichado, mejorara desde la línea de tiros libres. Cualquier universidad o instituto puede instalar este sistema por 4.800 dólares y unos 100 más al mes por uso de la base de datos y herramientas online.
Esta es una creación de John Carter y su iniciativa Noah Basketball, que nació en un garaje de tractores reformado de Alabama. Con un robot que calculaba el ángulo de cada tiro y tras analizar millones de lanzamientos de jugadores de todas las edades, categorías y de ambos sexos, Carter llegó a la conclusión de que el tiro perfecto es el que alcanza los 45 grados con respecto al aro antes de iniciar su caída. Stephen Curry probó por primera vez su sistema en 2014, en Oregon, y su ángulo era ligeramente superior, casi de 46 grados, debido a la mayor elevación que da el base a sus lanzamientos para compensar la diferencia de estatura con casi todos sus defensores.
Con los sensores y robots del sistema Noah, se estudian y mejoran unos lanzamientos que, estima su creador, solo hace de forma correcta uno de cada once jugadores de instituto y ya casi el 50% de los que juegan a nivel universitario. También en esta plataforma los Warriors fueron de los primeros en llegar dentro de una batalla, la tecnológica, en la que han avanzado a zancadas mientras otros solo daban pasitos. Y ahí están los resultados.