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La sanción de Draymond Green va más allá de una simple castigo sin jugar. Según las reglas de la NBA, "si un jugador, entrenador o asistente está suspendido por un partido o partidos, no podrá aparecer en ninguna parte del pabellón antes, durante o después del partido o partidos". En caso de que se produzca una violación de esta norma, se castigará al infractor con "una multa automática de 2.000 dólares". Por lo tanto, el ala-pívot no tiene permiso para ir al Oracle para ver el Game 5 ni para celebrar un posible título de campeón junto a sus compañeros en la cancha.

Ante esta situación anormal y nunca antes vivida en la historia, la NBA y los agentes del jugador buscan una cierta flexibilidad en la normativa. Es decir, que se permita a Green estar presente en el pabellón de Oakland y, luego, si gana la franquicia de La Bahía, saltar a la cancha para recoger, junto a los suyos, el trofeo Larry O'Brien. 

Según Tim Reynolds (AP Sports) y Kurt Helin (NBC Sports), la Liga estadounidense no impedirá al jugador la segunda opción. La primera está casi descartada. Green verá el duelo en el O.co Coliseum, el estadio de los Oakland Athletics de béisbol. Este recinto está conectado por un túnel con el Oracle.